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Mrs. Palfrey at the Claremont de Elizabeth Taylor

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Una tarde cualquiera de café y lectura.
Como ya os dije en entradas anteriores, Mrs. Palfrey at the Claremont resultó ser una muy buena lectura. Triste y dura por momentos, pero en cualquier caso, impecable.

Recuerdo perfectamente que este fue uno de los primeros libros de Elizabeth Taylor que compré mientras dotoreaba por las estanterías de Gibert Jeune. Por aquel entonces muchos de los libros de la sección de bolsillo todavía estaba ordenados por editoriales, y a mi me era imposible no acercarme al rincón de la Petite Bibliothèque Payot- Rivages.
Así fue como Mrs. Palfrey llegó a mi vida.

Corren los años 70 cuando Mrs. Palfrey llega con sus maletas al hotel Claremont; un establecimiento que, pese a su buena posición en el barrio de Kensington, tiene mucho más de residencia de ancianos que de lugar de prestigio. Entre los muros del hotel, los distintos huéspedes (ancianos en su gran mayoría) ven pasar los días en absoluta monotonía. Se suceden las mismas rutinas, las mismas comidas e incluso las mismas conversaciones. Lo único que da un poco de chispa a su existencia es la velada competición que unos y otros llevan para ver quien recibe más visitas de amigos y familiares.
La pobre Mrs. Palfrey, completamente olvidada por su hija y su único nieto, es el lastimoso farolillo rojo de la competición. Pero todo cambia cuando un accidente la lleva a conocer a Ludo, un joven escritor que también vive enfrentado a la soledad.



Como veis por la fotografía, ya han pasado varias semanas desde que terminé esta novela, pero os escribo sobre ella con la emoción intacta. Mrs Palfrey at the Claremont es uno de esos libros que permanecen con uno incluso mucho tiempo después de haberlo terminado; puede que sea por lo bien escrito que está, por las emociones que desbordan sus páginas o quizá simplemente porque toca uno de esos temas cotidianos al que a veces es tan difícil enfrentarse, la llegada de la vejez.

La forma en la que Elizabeth Taylor evoca este periodo de la vida es sincera y sin concesiones. No solo muestra los estragos físicos que el paso del tiempo deja en el cuerpo, si no también los que ocasiona en el espíritu. Mrs. Palfrey lo dice en la novela: "El mayor desastre de la vejez es no sentirse capaz de aventurarse a hacer cosas por uno mismo, ver reducida tu libertad".


Duele tanto ver como rememora aquellos tiempos en los que tenía un hogar propio, la libertad de fijar sus propios horarios; de no temer salir a la calle sin rumbo fijo, sin tener que reducir su campo de acción a las calles adyacentes del hotel Claremont, por miedo a una caída, por miedo a la fatiga, a perderse si la memoria juega una mala pasada...
Y aún más doloroso es ver el aislamiento que a veces trae consigo la vejez, la falta de lazos con el exterior. El mundo reducido a una habitación, a una casa propia en el mejor de los casos, a una residencia cuando no existe otra solución. 

Elizabeth Taylor y una escena de la adaptación cinematográfica
de Mrs.Palfrey at the Claremont con Joan Plowright y Rupert
Friend en los papeles protagonistas.
En la novela Mrs. Palfrey y Ludo, viven pequeños momentos de complicidad y entusiasmo que aligeran la atmósfera y nos ayudan a tomar un respiro. Pero Taylor no nos lleva a engaño, la suya es una relación interesada, desprovista de sentimentalismos. Mrs. Palfrey se sirve de él haciéndolo pasar por su nieto ante el resto de huéspedes del hotel, y Ludo se sirve de ella como objeto de estudio para su próxima novela. El tema central de la historia, la soledad que ambos comparten, siempre está bien presente.

Leer a Elizabeth Taylor supone vivir una experiencia intensa; no entiendo como una escritora con su pericia haya podido ser víctima de tal olvido. Taylor siempre encuentra las palabras exactas para capturar una emoción, un momento o un lugar; los hace reales, los llena de vida. Sus personajes respiran, ríen, sufren y deambulan ante nuestros ojos. En ocasiones felices, a menudo melancólicos.

Mrs. Palfrey at the Claremont describe a la perfección la melancolía de la vejez, los ritos que la acompañan, la larga espera de una llamada, de una invitación o de una visita en el mejor de los casos. Es una lectura que invita a la reflexión y a la toma de conciencia. Yo no puedo más que recomendárosla, y deciros para terminar (aunque sea algo tan obvio), que si tenéis todavía con vosotros a vuestros abuelos, o si cruzáis en vuestro camino una persona mayor, (una vecina, un desconocido en el autobús)... por favor, sed amables y pacientes; no podemos imaginar el enorme valor que puede tener un simple gesto de amabilidad, un amago de conversación.

Un fuerte abrazo a todos y muy felices lecturas.

PD. Mrs. Palfrey at the Claremont ocupa el año 1971 en mi Century of Books
PD1. Podéis encontrar dos novelas de Elizabeth Taylor (La señorita Dashwood y El juego del amor) en el catálogo de la editorial Ático de los libros

Londres, diario de viaje.

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Como prometido, aquí os traigo algunas fotografías e impresiones de nuestra última escapada a Londres. Nuestra última visita databa de 2014 y lo cierto es que ya notábamos la nostalgia y las ganas de reencontrarnos con la ciudad. Pocas cosas nuevas puedo enseñaros con respecto a los diarios de viaje que ya compartí con vosotros años atrás (I, II, III). Londres es nuestro pequeño (gran) rinconcito al otro lado de la Mancha; tenemos pequeñas costumbres y tradiciones que nos gusta respetar, y aunque pequemos de repetitivos...¡qué le vamos a hacer! En muchos parques y squares, en museos, librerías y cafeterías hemos construido recuerdos muy felices; por eso volver a ellos es casi como volver a casa. En esta entrada os invito pues a dar un paseo a través de las fotografías que fui tomando durante nuestra estancia (perdonad la calidad de algunas, hechas deprisa y corriendo con el móvil). ¿Os apetece? Pues ¡vamos allá!

Nuestra habitación en el momento en que tomamos posesión
Como suele ser habitual hicimos de Bloomsbury nuestra base de operaciones. El hotel que escogimos esta vez fue una opción agradable y recomendable. Nuestra habitación, con sus tres grandes ventanales, tenía mucha luz, un baño completamente renovado y el desayuno buffet correcto. Así que si tenéis pensado ir a Londres puede ser una estupenda opción. 
Una vez libres de maletas y después de una parada para comer en The Queens Larder (pub tradicional situado en una pequeña calle peatonal junto al hotel) estuvimos listos para empezar las caminatas. Tuvimos suerte de tener una temperatura muy agradable, fresquita y perfecta para pasear. 

"En Londres todo esta construido alrededor de una plaza con frondosa vegetación; en cada paseo que doy descubro pequeños oasis". Esta cita de "La duquesa de Bloomsbury Street" de Helene Hanff describe a la perfección la impresión que me produce pasear por Londres. Me encanta andar sin rumbo fijo y caer de pronto y por sorpresa en uno de estos oasis. Con el paso de los años he ido recorriendo muchos de ellos y he ido eligiendo los que más me gustan. Bloomsbury Square, es uno de ellos.  

Quizá sea porque imagino a Mary Datchett tras una de esas ventanas,
esperándome para charlar un rato de todo y de nada.

En nuestro camino hacia la National Portrait Gallery, tomamos un desvío hacia Charing Cross para una primera ronda de librerías. Foyles y Any Amount of Books fueron nuestros objetivos. 

Típica foto en Foyles, pero imposible resistirme.
Any Amount of Books o el arte de ver muchos libros que me gustan y no puedo permitirme

Un ratito después llegamos a nuestra cita con Charlotte Brontë. La National Portrait Gallery le ha dedicado una pequeña exposición con motivo del 200 aniversario de su nacimiento. Y cuando digo pequeña, no lo digo en sentido figurado. La exposición apenas ocupa una sala, la número 24; pero pese a su tamaño consigue trazar con éxito todas las etapas de la vida de Charlotte. 
Los héroes de su infancia y los escritores que la influenciaron están presentes; también los retratos y algunas fotografías de sus familiares y personas más allegadas. El toque más íntimo y emotivo de la muestra, lo constituye la pequeña selección de objetos personales de Charlotte. Me emocioné muchísimo al ver algunos ejemplares de los pequeños libritos ilustrados que Charlotte escribió siendo niña junto a sus hermanos; viendo sus diminutos zapatos y algunas de sus cartas. 
Entre todos los documentos una ilustración se me clavó en el alma. En una carta que Charlotte escribió a su amiga Ellen Nussey desde Bruselas, no dudo en autorretratarse con crudeza. Mientras que su amiga Ellen aparece bien vestida, hermosa y acompañada de un apuesto caballero; Charlotte aparece representada en la orilla opuesta, mal vestida, poco agraciada y sola. De sus labios sale un único: adiós.
 ¿Qué sentiría en el momento en que escribió esa carta? Veo en ella y en esa representación, ecos de los personajes que estaban por nacer: Jane Eyre y Lucy Snowe.  Pequeñas, poco agraciadas, casi insignificantes, pero con esa enorme fuerza interior que las lleva a cambiar su destino. 

Me hubiese encantado que la exposición fuese más amplia, pero aún así la encontré adecuada y muy emotiva. Sin duda uno de los mejores momentos de nuestra escapada.

Entrada a la sala 24 de la National Portrait Gallery
Esta es la ilustración de la carta que os citaba antes.

El resto de la tarde paseamos por St. James's Park mientras el cielo amenazaba con una lluvia inminente. Las tumbonas del parque estaban todas recogidas, esperando un día más apacible, y pocos grupos de amigos se atrevían a permanecer tumbados en el césped. Nosotros tampoco quisimos exponernos a un chaparrón y decidimos atravesar Green Park hasta llegar a Piccadilly. Aquí es donde cayeron las primeras compras: mermelada en Fortnum y algunos productos de parafarmacia en Boots (la mascarilla de albaricoque St.Ives, The righteous Butter Body lotion de Soap&Glory y un gel de Dove de Peonia, que es una maravilla y no puedo encontrar aquí para mi desgracia).

Esta vez no entramos en Hatchard's pero le hicimos una
reverencia desde la puerta.
La tarde se fue nublando cada vez más y como temíamos pronto empezó a lloviznar. Fue el momento perfecto para hacer una pausa en Tea and Tattle.
Así estaba el cielo cuando regresamos a Bloomsbury.


Perfect time for tea and scones!
Después solo nos quedo hacer una parada técnica en un Marks&Spencer para nuestro picnic nocturno en el hotel.



Con la llegada del nuevo día pusimos rumbo al norte. Me resulta imposible venir a Londres sin visitar Hampstead. Si algún día me pierdo ya sabéis donde encontrarme. 
Me gusta absolutamente todo de esta zona de Londres. El ambiente campestre que se respira, sus tiendas y cafés, la librería que Daunt Books tiene en South End Road, con su característica fachada verde...
Supongo que estará precioso incluso en invierno, pero viendo las lilas en plena floración, cuesta creer que algo pueda superarlo en belleza.

Floristería en el encantador Flask Walk
Floración de las lilas y la glicinia en Burgh House
Una parada en la casa donde residió Keats. Imprescindible homenaje
a uno de mis compañeros de camino.
"¡Dichosas, ah, dichosas ramas de hojas perennes que no
despedirán jamás la primavera".
Vitrina de Daunt Books con ediciones del libro que iban a
presentar esa misma tarde. 
Abandonamos Hampstead en un autobus que nos llevó por Belsize Park Camden Town hasta nuestra parada en los alrededores de Regent's Park. Era la primera vez que visitábamos el parque y, aunque fue una pena no poder ver las rosas del Rose Garden en todo su esplendor (ahora estarán preciosas como en estas fotografías), pasamos un buen ratito. 

Flora y fauna en Regent's Park

Después de hacer una pequeña parada en un Pizza Express de Marlybone (no está mal para salir del paso), volvimos a nuestros dominios de Bloomsbury para LA RONDA de librerías. Como sabía que el hotel estaba cerca (para descargar el posible botín) no iba predispuesta a la contención. 

Primera parada Skoob Books, donde arrasé.
Jean pillándome en plena faena.
Siguiente parada, la encantadora librería Persephone. El cielo
en la tierra.
Y para terminar la London Review Bookshop. Otro imprescindible en Bloomsbury
que no podéis perderos.

Con los libros bien resguardados en el hotel, nos pusimos otra vez en marcha dirección Covent Garden (¿lleváis la cuenta de los kilómetros de marcha que llevábamos a nuestras espaldas? Pues nada, ahí seguíamos, frescos como una rosa). 

Pausa dulce para reponer baterías chez l'ami Jamie Oliver.
Tarde de compras en Covent Garden
Y para acabar nueva parada en el Marks and Spencer para hacernos con provisiones para la cena. Esa noche vimos Eurovision en la habitación del hotel. Del resultado de España mejor ni hablamos. 


Para el último día reservamos el paseo descubrimiento del viaje, la orilla Sur del Támesis, y una visita pendiente que, a decir verdad, no resultó muy satisfactoria. Bien temprano nos plantamos en las colas de entrada de la Torre de Londres y os puedo asegurar que a la media hora de entrar ya nos habíamos arrepentido de pagar la visita (me temo que las aglomeraciones pueden con nuestro estado de ánimo). Pero bueno, después de todas las veces que nos habíamos resistido a entrar, ya podemos decir que nos hemos quitado la espinita.

Tower Bridge desde el interior del recinto fortificado.
Tras la visita y un pequeño momento horrible con mayúsculas (una madre extravió a su hija en las inmediaciones de la Torre y os podéis imaginar la escena de pánico. Menos mal que fue enseñando la foto de la pequeña y con ayuda de la gente pudo dar con ella) cruzamos a la otra orilla por el London Bridge. Al principio el contraste con el ambiente de la City nos pareció abismal. Las calles por donde pasamos, a excepción de las que bordeaban el Borough Market, estaban bastante vacías y silenciosas. Pero fue un paseo muy agradable. Nos encantó el ambiente de Borough Market, la multitud de puestos de comida y productos típicos. De verdad una delicia y un sitio estupendo para comer.

Vista de Saint Paul desde Southwark
Mensaje en una fachada de Southwark que me llamó
la atención al pasar y que resultó ser el slogan de una
antigua fábrica de cerveza, situada en estos edificios.
También hicimos una parada en The Globe e intentamos imaginarlo
en la época isabelina.
Y me encantó descubrir una placa azul desvelando que el
mismísimo vicealmirante de la Bounty, William Bligh fue el antiguo propietario
de esta casa (añado que me enamoran estas puertas azules).


El broche final al paseo y por extensión al viaje fue la visita al Imperial War Museum. Me gustó mucho la apuesta didáctica con la que han decidido mostrar sus colecciones. Es evidente que los colegios e institutos son uno de los principales públicos del museo, y solo había que ver la cara de los chicos para comprobar lo efectiva, instructiva y lúdica que resultaba la visita para ellos. Tengo que reconocer que a mi me encantan los museos a la antigua usanza, con sus colecciones expuestas de forma abigarrada y a veces confusa. Esos en los que tienes que desplegar toda tu pericia y paciencia para dar con la perla rara (como en aquellos gabinetes de curiosidades que tanto fascinaban a las gentes del XVIII).  Pero, en ocasiones, se agradecen los aires de modernidad.


La preciosa entrada principal del Imperial War Museum.


Como siempre, un auténtico placer volver a Londres. Que no
se me enfade París pero...ya estoy deseando volver. 

Y me temo que aquí tengo que poner punto y final al paseo. Espero que hayáis disfrutado con las fotografías y muy pronto os enseño el montoncito de libros que traje en la maleta como resultado de mis correrías londinenses. Un fuerte abrazo a todos y muy felices lecturas. 

IMM: los libros de la maleta londinense.

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Peonias y sol. Esto empieza a parecerse al verano.


















Bonjour les amis!
Por fin estoy aquí para enseñaros los libros que me traje de Londres. Perdonad la espera; es que estos meses, entre exámenes, entrevistas y cambios, están siendo un auténtico lío. A lo tonto a lo tonto ya ha llegado el verano y aquí estoy escribiendo esta entrada, muerta de calor. Hasta yo misma me sorprendo diciendo esto, pero es que hoy ha sido el primer día de buen tiempo en lo que llevamos de mes de junio. Veremos lo que dura.

Como os decía en la anterior entrada, casi todos los libros que compré (y que veis ahora posando en las fotografías) provienen de mi ronda tradicional de librerías; en especial de Skoob Books (librerías de segunda mano, paraíso terrenal y alegría de mi bolsillo ¡qué haría sin vosotras!). 

Un total de diez libros que paso a presentaros con más detalle. 

De las estanterías de Skoob me traje dos ensayos, unos diarios y dos novelas:


  -  British Society 1914-45 de John Stevenson es una lectura excelente si estáis buscando una síntesis de este periodo. Esfuerzo de guerra, emancipación femenina, sindicalismo, intervencionismo estatal, educación, conflictividad, cultura popular...son muchos los temas que el autor abarca en este ensayo. Sirviéndose del análisis estadístico y de la explotación de otras fuentes más personales e íntimas (como diarios, memorias y objetos materiales) Stevenson consigue trazar un vívido cuadro de la vida en Reino unido en la primera mitad del siglo XX. Yo acabo de terminarlo y puedo recomendároslo sin titubeos. 


 - Por su parte, Romantic Moderns de Alexandra Harris estaba en mi lista de deseos desde hace años. Esperaba que se publicase en bolsillo para comprármelo, pero el día no llegaba, así que cuando lo vi de ocasión en Skoob me llevé una alegría enorme. En este libro Alexandra Harris nos invita a dar un paseo por las vanguardias artísticas de principios de siglo en Reino Unido, de la mano de escritores, artistas e intelectuales; de Virginia Woolf a Henry Green, de Eric Ravilious a John Piper... ¡imposible resistirme! 
Me gusta muchísimo como escribe Alexandra Harris; yo la descubrí gracias a su biografía de Virginia Woolf: concisa, amena y muy emotiva (os la recomiendo al 100%). Ahora solo me falta hacerme con su última publicación, Weatherland¡menuda pinta tiene!  

   - Maggie-Now es la última novela de Betty Smith que me queda por leer y, aunque la edición que me he traído está bastante viejita, me fue imposible dejarla. Ya os lo he dicho cada una de las veces que he hablado por aquí de ella, pero vuelvo a repetirme: adoro como escribe Betty Smith. Un árbol crece en Brooklyn se ha convertido en uno de mis libros favoritos y el resto de sus novelas no se quedan atrás. Aquí os dejo las reseñas de las tres (Un árbol crece en Brooklyn, Mañana puede ser un gran día y Joy in the Morning) para que podáis echarles un vistazo. Estoy segura de que Maggie-Now no me decepcionará; eso si, me moriré de pena al saber que no tendré más líneas suyas por descubrir.  

 - Few Eggs no Oranges: the diaries of Vere Hodgson 1940-45 era otro de los títulos Persephone que me moría de ganas de leer. Cuando vi el montoncito de libros grises de ocasión en Skoob deseé con todas mis ganas que estuviese entre ellos, y ¡tachan! allí estaba (con algunas manchas en el borde frontal pero sin ningún daño mayor). Recomendado por Cristina, por Laura, por Elena...y supongo que muy pronto por mi misma, estoy deseando meterme de lleno en esta ventana abierta a la vida cotidiana de la gente de a pie durante la IIGM. Ya os contaré.

   - Y sin abandonar el periodo tengo que presentaros London Pride de Beryl Kingston. Lo cogí por puro impulso: Londres, IIGM, historia de una familia de tres hermanas (puntos positivos); autora desconocida, peso considerable, posible drama romántico inverosímil (puntos negativos). Al final incliné la balanza hacia el riesgo, lo compré, lo cargué por los aeropuertos y... gané el premio gordo. ¡Coup de coeur genuino por esta historia! No quiero deciros más porque estoy escribiendo la reseña, pero enamorada me ha dejado.  

En Persephone Books compré otro de los títulos que había marcado como prioritarios en su catálogo, The Fortnight in September de RC Sherriff. La sinopsis no puede ser más sencilla, como indica el título, esta es la narración de las vacaciones familiares de un grupo de londinenses, que abandonan la capital por la costa del sur de Inglaterra durante una quincena de septiembre. Me gustan las historias sencillas y si son frente al mar muchísimo más. Veremos si hice bien en apostar por Sherriff.



Terrible portada 70's de "Maggie-Now" y preciosa pintura de James Walker Tucker para ilustrar la portada de
"British Society".

En la librería de la National Portrait Gallery compré la biografía de Charlotte Brontë, A Life de Claire Harman. La portada es maravillosa, el contenido no se si tan satisfactorio. Después de leer Vida de Charlotte Brontë (Gaskell) hace unos meses, quise leer una biografía contemporánea para contrastar juicios, informaciones e interpretaciones. Dudé en si comprar primero un ejemplar de ocasión de la biografía escrita por Winifred Gérin (la que le dedicó a Emily Brontë es una auténtica maravilla), pero Harman se cruzó en mi camino, cuando terminé de ver la exposición en el museo, y al final será con ella el estreno. 

Y finalmente en la librería del Imperial War Museum compré tres libros de la Shire Library.

  - Women in the First World War y Women in the Second World War de Neil R. Storey y Molly Housego

  - Y Fashion in the 1940's de Jayne Shrimpton

Los libros de la Shire Library me encantan. Son síntesis muy interesantes, bien escritas y profusamente ilustradas, de un tema, un acontecimiento o un periodo de la historia británica. Resultan muy valiosas como fuente de información primaria y dan muy buenas pistas para profundizar conocimientos en el tema elegido gracias a nuevas pistas de lectura. En cierto modo me recuerdan a la colección Que sais-je? francesa (aunque esta es muchísimo más numerosa). Si leéis en inglés y en francés no dejéis de echarles un ojo a ambas. Estoy segura de que os llamará la atención más de uno de sus títulos.



"Cosas tan bellas me gustan a mi" (añadid la música de "Sonrisas y lágrimas" y tenéis el instante completo)
Junto a los libros del museo os enseño el ejemplar de The Lady que salió publicado la semana que estuve allí, el bolígrafo de rigor que me compré en Paperchase (no se aprecia bien pero son conchas azules y blancas) y las dos postales que compré en el museo: una de soldados británicos listos para salir hacia el frente en la estación Victoria (IGM) y un cartel propagandístico animando a alistarse en el Women's Land Army (IIGM). Aprovecho para recomendaros, si os interesa el tema de la mujer durante la IIGM, el libro de Angela HuthLand Girls (aquí tenéis la reseña).

Y creo que no me dejo nada pendiente. Se cierra la maleta hasta el próximo viaje. En Octubre tenemos previsto volver a pisar tierras británicas, veremos como de cambiadas estarán las cosas. 

Un abrazo muy grande para todos y, como siempre, muy felices lecturas.

Lecturas de verano 2016

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Material de lectura y girasoles, cosas que alegran la vista y la vida.

Con mucho, muchísimo retraso, aquí estoy por fin.
Ha pasado demasiado tiempo desde la última vez que escribí; el verano, por aquel entonces, estaba a la vuelta de la esquina y mirad en que fechas estamos ahora, ¡perdonadme! Es que estos últimos meses están siendo un verdadero lío, y los libros me han acompañado más como salvavidas que como material de reflexión. Me costaba encontrar un momento para el blog, pero ¿sabéis que? Se acabó el periodo de barbecho ¡hombre ya! Aquí estoy con pico, pala y mis manitas para daros la tabarra de nuevo. 

Una de las tradiciones que sigo en el rinconcito cuando llegan estas fechas (bueno, cuando llega julio) es enseñaros los libros que van a acompañarme hasta el próximo septiembre; así que empecemos por ahí. 

Como veis en la foto de familia, metí en la maleta veraniega mucha lectura de evasión ambientada en distintos puntos del planeta; también una comedia british de esas que tanto me gustan, una lectura más intimista con título muy acorde a la estación y por último una relectura que me hace especial ilusión presentaros. Así pues, ¡empecemos!

Las dos primeras novelas del montoncillo están ambientadas en el mar: una en la costa de Cornualles y otra en el Caribe del siglo XVII. No se a vosotros, pero a mi un velero o un pirata en la portada me ganan de antemano y cuando vi estos dos libros en Gibert no pude resistirme. Esas historias del mar y sus gentes; de marinos audaces y travesías oceánicas forjaron mi infancia y, aún hoy, siguen siendo para mi la mayor de las aventuras. 
The Loving Spirit de Daphne du Maurier prometía mucho de todo esto y lo cierto es que no me ha defraudado. Primera novela de Daphne, publicada cuando tan solo contaba 24 años, "The living Spirit", cuenta la historia de una familia de marinos y armadores de Plyn, una localidad costera de Cornualles. Janet Coombe, una mujer fuerte estrechamente ligada al mar, es la encargada de inaugurar esta saga familiar a la que seguimos los pasos durante todo el siglo XIX. Es cierto que no me ha gustado tanto como "Rebeca" o "Jamaica Inn", pero sin duda os la recomiendo. Daphne apuntaba maneras en la caracterización de personajes y sobre todo en la creación de atmósferas misteriosas y sugestivas. ¡La adoro!

Captain Blood de Rafael Sabatini, la otra novela que os anunciaba, ha sido mi pasaporte al Caribe. No el de Curro, ni el de las pulseras "todo incluido" (horror de los horrores) si no ese infestado de navíos y piratas de célebre nombre; de tesoros escondidos y bacanales en la isla Tortuga. Tenía muchísimas ganas de estrenarme con Rafael Sabatini, del que me habían recomendado encarecidamente "Scaramouche"; y al final ha sido Peter Blood el encargado de hacer las presentaciones. La sinopsis de "Captain Blood" anuncia la historia de un hombre pacífico, quien tras ser condenado injustamente a trabajos forzados en las Antillas decide tomar venganza. Un galeón español conquistado y un grupo de fieros compañeros de armas harán el resto.  Os prometo que me lo he pasado pipa con este libro. No es una maravilla literaria; pero tiene ese toque de vieja historia de aventuras que encandila, generación tras generación, a grandes y pequeños. Para mi ha sido como volver a tomar prestado uno de esos títulos de las Historias Selección de la editorial Bruguera que pertenecían a mis padres: las historias de Julio Verne, Emilio Salgari o R.L Stevenson...Un delicioso momento de evasión asegurado.

Ronda de portadas
Después de estas aventuras marítimas me he metido tierra adentro con el libro que llevo ahora entre manos; un libro que promete ser "la lectura" de mi verano y quizá del año, Lonesome Dove de Larry McMurtry. Ya sabéis que a mi me encantan las historias del Oeste; desde siempre, desde que tengo memoria. Mi madre lo inició todo, siendo yo muy pequeña,  con ese primer visionado de "Siete novias para siete hermanos" y mi abuelo remató la faena compartiendo conmigo su pasión por los Westerns. Hasta el día de hoy mi novela favorita del género ha sido Ángulo de reposo de Wallace Stegner. Amo este libro por encima de todas las cosas; de la primera a la última línea. Así que, no se si McMurtry conseguirá arrebatarle el trono; por el momento puedo deciros que apunta maneras. Vaya que si. 

Otra aventura en lugares bastante más fríos, me espera en Islandia de la mano de Halldor Kiljan Laxness
La Campana de Islandiacuenta la historia de una revuelta del pueblo islandés contra la ocupación danesa de la isla. A principios del siglo XVIII, un enviado real llega a Reikiavic para cumplir el mandato de traer consigo la vieja campana de Thingvellir, símbolo de la independencia islandesa. Su asesinato a manos de un pobre campesino cambiará el curso de los acontecimientos. 
Esta será la primera de las varias lecturas islandesas que quiero hacer de aquí a Octubre, antes de mi viaje. Por favor, si tenéis sugerencias (más allá de "Ritos funerarios" de Hannah Kent que ya he leído) no dudéis en dejarme los títulos en los comentarios.  

La comedia inglesa que he elegido para este verano es Wild Strawberries de Angela Thirkell. Acaban de publicarla traducida al francés y me fue imposible resistirme. Thirkell es una autora muy querida allende la Mancha (sobretodo entre los que gustan de comedias amables de entreguerras, tocadas con ese puntito de humor sarcástico). En el menú están incluidos una mansión en la campiña, un puñado de ricachones extravagantes y una historia de amor entre bambalinas. ¡Adjudicada pues!

La lectura intimista de la que os hablaba es Verano de Edith Wharton. Cada vez me voy maravillando más con Edith. Empecé titubeante con "La edad de la inocencia", y caí rendida a sus pies con "La casa de la alegría" y "Las bucaneras". Me resultaba imposible pasar todo el verano sin leer nada más suyo y cuando di con este simple título, "Summer", no me lo pensé dos veces. En la sinopsis de mi edición francesa se apunta que "Verano es una novela que aborda con franqueza la sexualidad femenina, vista como una fuerza vital, poderosa y edificante. Extremadamente moderna para el año 1918 en que fue publicada, Verano era la novela de Wharton que prefería Joseph Conrad: quizá porque en ella salen a la luz los mecanismos íntimos de nuestra naturaleza; esos que suelen estar escondidos en aras de las normas sociales imperantes".  Ojalá que mi admiración por la obra de Edith siga creciendo con este título. 

Y para el final reservo la maravillosa relectura que voy a empezar en breve. Cuando llegué a Alicante, mis padres y mi abuelita me tenían reservado un maravilloso recibimiento: un ramo de girasoles en la entrada de casa (ellos saben lo mucho que me gustan) y un libro nuevo esperando en mi habitación: Persuasión de Jane Austen editado por D'Época. "Persuasión" es mi Austen favorito; la primera vez que lo leí, supe con casi las primeras páginas que lo sería, y aún hoy después de tantísimas relecturas lo sigo confirmando. Tenerlo en una edición tan bonita, hecha con tanto cariño, es el mejor regalo que podría tener en mi estantería. Gracias mi querida familia y gracias D'Época por haberlo hecho posible.


Y hasta aquí los libros de mi verano 2016. Ya os contaré si la lista se amplía con alguna visita a la librería. Por el momento solo me queda mandaros un fuerte abrazo y mis mejores deseos para estos días estivales. No seáis perezosos y aunque haga muchísimo calor, poneos un buen sombrero y salid a pasear un rato. El mar, la montaña, la ciudad...poco importa. Un paseo y un helado en buena compañía puede ser el mejor de los planes. Eso si, no dejéis el libro muy lejos.

Notas para una vuelta a casa

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El verano no ha terminado oficialmente, pero para mi como si estuviese ya finiquitado. Atrás quedaron mis chanclas, mis capazos de la playa (cargados con mil trastos) y mi inseparable bañador de rayas; Arenales, sus cuestas letales, los míos y mi Alicante.
Después de varios trenes y algunas escalas, llegué a París a principios de la semana pasada. Por aquí todo suena ya a rentrée, y lo cierto es que hasta el tiempo acompaña. Llueve y hace fresco. Soplan vientos de despedidas y nuevos comienzos. 

Estampas de verano

Del verano ya solo quedan algunas fotos, una maleta llena de libros y un buen puñado de buenos recuerdos: reencuentros familiares, paseos por el pueblo de mi infancia, compras compulsivas con la "rociaduros" de mi madre y el sabor a gloria del arroz a banda. Amaneceres frente al mar, meriendas con leche preparada, xarrades a la fresca con buenos amigos y partidas de cartas con sabor a batalla...
¡quien pudiese volver a todo eso, aunque solo fuese por un ratito!

Pero bueno, aunque cueste, coraje y a pasar página.


Si todavía estáis a tiempo y aún tenéis vacaciones, disfrutad al máximo del sol y de los placeres de la temporada. Si para vosotros también es el fin...ánimo. Un buen libro, una buena película o serie y una dosis abundante de vuestra música favorita pueden hacer milagros.  Aquí os dejo la fórmula que me está ayudando a superar el bache.

Un fuerte abrazo y felices lecturas a todos.

La vida en Stars Hollow, el piano de Dario Marianelli y las frases de Jack London.
Escalera al cielo.

Algunos libros nuevos y campanillas violetas.

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Me prometí a mi misma que no compraría muchos libros durante las vacaciones de verano; más que nada por no añadir más cajas de cara a la próxima mudanza. Pero viendo el resultado, me apunto como tarea pendiente el ser más fiel a mis propósitos. Ya sabía yo que me iba a resultar difícil; la obsesión de entrar en cualquier librería, quiosco o mísero agujero donde vendan libros no me abandona. Pero, mirémoslo por el lado positivo, así tenemos material para hablar de nuevas historias.


¡Ya estamos todos en el mini piso!




Cosa extraña en el rinconcito, esta vez abundan las ediciones en español y recién salidas de imprenta (ya sabéis que la mayoría de veces compro ediciones de segunda mano en francés o inglés); pero tengo la esperanza de que me gusten todos y no tenga que lamentar la inversión.

En el apartado clásicos esta vez la cosa va de cuentos franceses. El primero es una colección de cuentos de Guy de Maupassant publicada con el título La bella desconocida y otros cuentos libertinos. Hasta hora solo me he acercado a Maupassant a través de sus novelas, así que ya es hora de animarse con los cuentos. 
Que os puedo decir ¡me gusta tantísimo como escribe el amigo Guy! (si queréis perder el miedo a pronunciar su nombre animaos con: Gui de Mopassán. La mopa de toda la vida y una "s" suave). Si os queréis animar con sus novelas yo os recomiendo "Una vida", que está entre mis favoritas. Aquí os dejo este pequeño recorte de una vieja entrada donde os hablaba de ella. 


El segundo volumen es más escueto y recoge Tres cuentos de Gustave Flaubert. Nuestra Magrat habló de él en uno de sus vídeos y contaba que lo disfrutó mucho, así que espero correr la misma suerte. Será mi segundo encuentro con Flaubert después de "Madame Bovary", leído años a en mi minúscula habitación de la residencia universitaria. Veremos si hice bien en darle tantas largas.

En cuanto a los clásicos modernos, tengo dos en la recámara: Un été indien de Truman Capote (publicado originalmente bajo el título "I remember Grandpa") y La vallée de la Lune de Jack London. El primero es un pequeño relato de escasas cincuenta páginas sobre la nostalgia de un niño al evocar el recuerdo de su abuelo. El segundo es Jack London y eso para mi ya vale todo el oro del mundo. ¿Os he dicho ya lo mucho que estoy disfrutando con sus libros? ¿Si, verdad? Bueno, permitidme que me repita. Yo era una de esas personas que al pensar en Jack London solo veía aventuras con animales en tierras salvajes y ¡menudo error!
Por favor leed "Martin Eden" . Leed "El pueblo del abismo" y luego venid a contarme. Estoy convencida de que volveremos a estremecernos juntos mientras rememoramos esas lecturas. 
"El valle de la Luna" narra la historia de una pareja de jóvenes trabajadores que deja atrás Oakland y las duras condiciones de vida en la ciudad, para instalarse en los valles del Este de California. Ojalá pueda recomendároslo con entusiasmo una vez lo termine.

Le llega el turno a las dos novelas históricas del grupo Mar abierta de María Gudín y Vino y miel de Myriam Chirousse. La primera la compré por puro impulso. Leí Guerra civil inglesa, Caribe, bucaneros y corsarios y... me pudo el ansia compradora. La segunda también la compré en un arrebato, pero de esta si que había leído algunas buenas críticas con anterioridad. Está ambientada en la Revolución francesa y como me gusta perderme por esos tiempos de vez en cuando, se vino a la saca. 
Ya os contaré como resultan ambos.


"Bajo cielos inmensos" es el título con el que Valdemar publicó esta novela
de A.B Guthrie. De momento me está encantando. Se ha ganado el honor de
aparecer con las campanillas que me regaló Jean por nuestro aniversario :)
Y aunque las próximas novelas también podría incluirlas en históricas, prefiero meterlas en el saco novelas del Oeste americano.  Tenía muchísimas ganas de leer El hijo de Philipp Meyer desde su publicación en 2013, pero no me atreví en inglés por aquel entonces. Ahora ya he saciado la curiosidad y, aunque no ha sido todo lo redonda que esperaba, ha resultado ser una buena lectura. 
Narra las idas y venidas de los poderosos McCullough. Una familia de ganaderos y más tarde magnates del petróleo, que representan la esencia misma de la recién inaugurada República de Texas. Por momentos me recordaba muchísimo a "Gigante", la novela de Edna Ferber y posteriormente colosal película. Os contaré un poquito más en el repaso de lecturas veraniegas que estoy preparando. 
En cuanto a La captive aux yeux clairs de A.B Guthrie, es todo un clásico de la literatura del Oeste que estaba deseando leer. Aquí podéis leer la sinopsis. 

Para el final dejo la recomendación que me hizo hace ya varios meses mi querida María, La librería ambulante de Christopher Morley. En la sinopsis preguntan "¿Cree en la literatura como forma de consuelo, pero también como invitación a la felicidad? ¿Cree en los libros como amigos y maestros? ¿Cree en el "amor verdadero"? Si es así, La librería ambulante es su novela". Viendo mis respuestas, me da en la nariz que este va a ser uno de esos libros que guardaré con cariño en la estantería y atesoraré para toda la vida. 

Y hasta aquí los últimos libros de la maleta. Han viajado conmigo desde Alicante, Narbona y Montpellier; y lo cierto es que no me arrepiento de haber hecho músculo con ellos. Ahora son ellos los que me están haciendo viajar y eso si que no tiene precio.

¡Muy felices lecturas a todos!

Y a ti Jean, gracias por las flores. Alegres, sencillas y perfectas. Gracias por caminar conmigo durante estos catorce años. Sigamos alargando el paseo, que aún me ha parecido demasiado corto. 

A summer night de Harold Harvey

Las bucaneras de Edith Wharton

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Edición de bolsillo francesa. 
Con Edith y sus bucaneras empiezo a hablaros de lo que han dado de si las lecturas de este verano. Leí este libro en junio, pero lo tengo bien fresco y recuerdo a la perfección lo mucho que disfruté con su lectura, así que...¡allá vamos!

La historia comienza a finales del siglo XIX, en la ciudad balnearia de Saratoga; un enclave reputado entre las clases altas de  Boston, Montreal y Nueva York por sus aguas termales, sus espléndidos hoteles y las tradicionales carreras de caballos. Es aquí donde conocemos por primera vez a las tres familias protagonistas: los St. George, los Elmsworth y los Closson

Tres familias unidas por su posesión de fortuna, sus elevadas aspiraciones y por la existencia de hijas casaderas entre sus filas: la bella Virginia y la melancólica Annabel por parte de los St. George; la sensual Conchita Closson y finalmente las inteligentes hermanas Ellsworth, Elizabeth y Mabel. Las cuatro son jóvenes, bellas, vivaces y ricas, pero para desgracia de sus progenitores carecen de unos orígenes familiares lo suficientemente buenos como para emparentar con lo más granado de la sociedad neoyorquina.  Esa que Ward Mcallister bautizase en plena Gilded Age como los "Four Hundred". 
Todo bascula con la llegada de Miss Tesvalley, la futura institutriz de Annabel; una mujer de caracter, que se ha curtido como empleada de distintas familias de la aristocracia británica. Miss Tessvalley convence a sus nuevos empleadores para que viajen hasta Inglaterra con sus hijas en vistas de presentarlas allí en sociedad con el objetivo de cazar un buen marido. Así es como las cuatro jóvenes desembarcan en el viejo mundo dispuestas a conseguir su objetivo.


Este es exactamente el escenario en el que se inicia la historia, el Grand Union
Hotel de la ciudad balnearia de Saratoga, NY.

Después de haber leído varias novelas de Edith, si tuviera que recomendaros una para empezar, sin duda sería "Las bucaneras". Es arriesgado, ya que la novela quedó sin terminar dado el fallecimiento de Edith en 1937, y fue acabada por otra autora (esta es quizás la única pega que puedo ponerle al libro, la perdida de ironía y del tono agridulce en la última parte, cuando se produce la transición de una a otra autora); pero aún así me reafirmo. "Las bucaneras" es una novela divertida y fresca; llena de ritmo, imprevistos y personajes exuberantes. 


Desde el primer momento en el que conocí a las protagonistas me contagié de su buen humor, de la energía propia de su juventud, y me fue imposible no querer saber que ocurriría con ellas una vez terminase la novela. En ese sentido la elección por parte de Wharton de un friso narrativo amplio cumplió plenamente mis expectativas. 
A lo largo de las cuatro partes de la novela, separadas entre si por varios años, vemos la evolución de las cuatro amigas y su inmersión en ese viejo mundo en el que se sienten completamente extrañas. Es precisamente ese viaje transatlántico, la experiencia vital de sus protagonistas, lo que permite a Edith describir el encuentro y el choque entre la vieja Europa y la América moderna. La diferencia de valores, costumbres y modales entre ambos espacios queda reflejado en el comportamiento ruidoso, desenfadado, casi salvaje de estas cuatro jóvenes que irrumpen como torbellinos en los viejos y cargados salones de Belgravia. 

Es fascinante ser testigo de las conversaciones que mantienen las distintas familias nobles que aparecen en la novela, en relación a las jóvenes americanas. Esas "bucaneras", cargadas de riquezas, pero carentes de modales. "¿Casarse con una americana? Pronto no quedará en Inglaterra una sola familia que no lleve veneno en la sangre"dice uno de los asustados aristócratas.

No os estaré desvelando nada crucial si os digo que al final, y pese a los rechazos iniciales, todas consiguen esposo. Nobles de menor o mayor rango, grandes miembros de la burguesía...las alianzas ventajosas entre ambos continentes quedan así selladas. Unas consiguen sus títulos y otros el capital necesario para mantener su patrimonio ancestral. 

Pero mientras Virginia, Conchita y Elizabeth, más superficiales y calculadoras no dudan en sacar provecho de los placeres que su nueva posición les otorga, no ocurre lo mismo con Annabel, la más soñadora e inocente de todas. Los triunfos mundanos y la posición comprada con su nueva fortuna, pronto se convierten en un cúmulo de tristezas y desengaños. Nadie pareció avisarles al salir de Nueva York de que el éxito social y la felicidad no siempre van de la mano. ¿Será capaz Annabel de encontrar su propio camino y tener el valor de romper un compromiso hecho en aras de las obligaciones?
¡Os animo a leerla para encontrar respuestas! 


Jennie Jerome, Consuelo Vanderbilt, Adele Grant y de nuevo Consuelo en
algunos de sus célebres retratos como ricas herederas. 
Aunque parezca controvertida, la máxima que apunta "para escribir bien, se ha de escribir sobre lo que se conoce" se adapta a la perfección al universo de Edith Wharton. Edith, una niña y posteriormente una joven solitaria e insegura, nunca consiguió identificarse con el mundo de la alta sociedad neoyorquina en el que había había nacido. Si bien es cierto que se casó y llevó la vida que se esperaba de ella, siempre guardó un punto de rebeldía interna. En el gran salón de la vida mundana, dejó abierta una puerta de escape que la llevaría hacia su independencia económica y su libertad: su carrera literaria.  

En sus libros Edith diseccionó un universo que ya ha quedado fijado por siempre entre las páginas de sus novelas. No se trata de meros cuadros de costumbres, si no de historias que consiguen mostrar las bondades y las miserias de las clases privilegiadas. El fasto y el fulgor de una vida acomodada, pero también los subterfugios y trapos sucios de un mundo en apariencia brillante. Solo alguien dotado con su enorme capacidad de observación, su mirada crítica, acerada e inteligente podría haberlo logrado. 

"Las bucaneras" aborda un tema que Edith había conocido de primera mano. Entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX fueron muchas las ricas herederas norteamericanas  que viajaron a Inglaterra en busca de un título nobiliario. Consuelo Vanderbilt, Mary Goelet, Consuelo Yznaga, Jennie Jerome, Mary Leiter, Nancy Astor, Minnie Stevens...son solo algunas de ellas.

Por eso, si os interesa el tema, estoy segura de que disfrutaréis de lo lindo con la novela. Y si tenéis hambre de más material, os dejo con este documental (pinchad en el título para acceder a él) "Las princesas americanas del millón de dólares", introducido por la mismísima Cora, Lady Grantham (los seguidores de Downton Abbey la conoceréis a la perfección).

Por hoy nada más. Un fuerte abrazo y muy felices lecturas a todos.

PD. "Las bucaneras" ocupa el año 1938 en mi Century of Books.
PD1. También podéis descubrir la novela a través de la adaptación de la BBC. No es del todo fiel al texto original, pero es bastante entretenida.

Daphne du Maurier y Rafael Sabatini, evasión y aventuras en el mar.

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Aquí están escondidos los dos títulos en la foto de familia
veraniega.
Sigo con el repaso de las lecturas veraniegas y esta vez con dos reseñas breves. Los libros que he estado leyendo desde que empezó septiembre me están gustando tanto, que muero de ganas de hablaros de ellos, así que voy a aligerar el paso.

Las dos novelas que os traigo hoy son perfectas para aquellos que estéis buscando una lectura de evasión. Evasión y aventuras no tienen porque rimar con tramas, personajes y estilos simplones. Estas dos historias son buena prueba de ello.

Empezamos con Daphne Du Maurier, una escritora que ya tengo anotada como fuente fiable de satisfacción lectora. Hasta el momento, novela suya que he leído, novela que me ha gustado. The Loving Spirit fue el primer libro que cogí nada más llegar a Alicante. Me apetecía muchísimo leer alguna historia ambientada en el mar, y con esta novela vi colmados mis deseos. Cuatro generaciones de la familia Coombe protagonizan esta saga familiar ambientada en un pequeño pueblo de la costa de Cornualles. 
La historia comienza en 1830 de la mano de Janet Coombe. Janet es una joven impulsiva, independiente y algo salvaje, que siempre está vagando por los  acantilados y los páramos soñando con vivir grandes aventuras. Obsesionada con el mar y los grandes veleros, Janet solo anhela poder embarcarse en uno de ellos para recorrer mundo. Pero muy pronto sus planes se tuercen al conocer a Thomas, un humilde constructor de barcos. El matrimonio pone fin a sus ansias de aventura, aunque no consigue doblegar su espíritu indomable. Este se va transmitiendo de generación en generación, encarnándose en las figuras de su hijo Joseph, quien termina siendo un avezado marino; también en su nieto Christopher, armador de barcos, y su bisnieta Jennifer una especie de reencarnación de Janet encargada de cerrar el círculo. 
A lo largo de cien años, somos testigos de las historias que forjan la vida de los descendientes de la intrépida Janet Coombe. Distintos todos ellos, pero unidos por un estrecho lazo constituido por el amor al mar y a la libertad.

Con esta, su primera novela, Daphne Du Maurier ya ponía los cimientos que iban a caracterizar su obra: su gusto por la aventura y por los personajes apasionados; su talento para conseguir finos retratos psicológicos y, por encima de todo, su enorme capacidad para crear atmósferas sombrías envueltas por la bruma.
Si os gustan las sagas familiares, con sus historias de amor, sus rencillas, sus grandes y pequeños dramas estoy segura de que disfrutaréis con esta novela. Yo le he dado un 4/5 en GR.

YCaptain Blood de Rafael Sabatini es sin duda la novela de aventuras por excelencia. Si sois de aquellos que disfrutasteis en vuestros años mozos (o no tan mozos) con las novelas de Julio Verne, Emilio Salgari, R.L Stevenson y Walter Scott; si, de todas esas historias que solían plagar los salones de muchas casas  gracias a coleccionables o a viejos ejemplares heredados de nuestros padres; entonces estoy casi segura que disfrutareis con Sabatini.  En apenas 250 páginas es capaz de desplegar tal arsenal de aventuras, batallas y giros que apenas parece creíble que funcione. 
La historia se inicia en 1688, cuando el doctor Peter Blood  es arrestado en Inglaterra por asistir a un rebelde herido en la revuelta de Monmouth contra Jacobo II. Condenado injustamente a ser deportado a Barbados, es comprado como esclavo por los Bishop; una de las más influyentes familias de la colonia formada por un tiránico coronel y su bella sobrina Arabella. 
Tras meses trabajando hasta la extenuación en la plantación Bishop, Peter consigue al fin escapar junto a un grupo de fieles compañeros y es entonces cuando inicia su brillante carrera como filibustero; tan brillante que acaba convirtiéndose en el más temido capitán de la Hermandad de la Costa. Pillajes, batallas navales, galeones españoles, traiciones, romance, venganzas...la acción trepidante nos guía de la primera a la última página. La trama es sencilla, los personajes correctos y en algunos casos hasta carismáticos. Si estáis buscando un ratito de evasión, entonces perfecta. 3/5 en GR.


Me encantas las portadas de estas viejas ediciones.
Por hoy, nada más. 
Muy felices lecturas a todos y Bon vent! 

PD. Aquí os dejo la reseña de Jamaica Inn, otra novela de Daphne Du Maurier que disfruté muchísimo.
PD.1 Aquí el enlace para ver la adaptación cinematográfica de Captain Blood. En los papeles protagonistas, Errol Flynn y Olivia de Havilland.
PD.2 Y por último, como estamos en una entrada tan marinera, esta versión alemana de la canción bretona Tri Martolod (tres marineros). ¡Me encanta!

El pequeño mundo de Barbara Pym

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Una tarde con Barbara Pym
A principios de septiembre fue "Jane y Prudence", ayer mismo "Less than Angels". En apenas quince días he leído dos novelas de Barbara Pym y, para seros sincera, no rehusaría terminar el mes con ella.  

No os estaré descubriendo América si os hablo de las afinidades lectoras. Un mismo libro, poco importa su fama, puede encontrar defensores y detractores acérrimos. Unos y otros podremos hablar sobre si está mejor o peor escrito; si estamos ante una obra maestra de obligada lectura o una novelita de tres al cuarto, cuya lectura nos rebaja como lectores. Pero más allá de los debates sobre la buena o la mala literatura, peliagudos y a menudo estériles en estos niveles del "lector común" donde nos movemos, yo lo que prefiero es hablar de afinidades lectoras.

¿No os parece que ciertos escritores nos apelan? ¿Qué nos hablan directamente a través de sus novelas, como si por milagro, hubiesen sido escritas especialmente para nosotros? Creo, sin miedo a equivocarme, que muchos de vosotros habréis vivido esa sensación placentera.
Y es que así es, algunos escritores son capaces de crear una atmósfera, un universo personal en el que simplemente nos sentimos a gusto. Os pongo un ejemplo. Uno de mis escenarios favoritos, tanto en la vida real como en la imaginaria, tiene como protagonistas una casa (o un pequeño apartamento) y las personas que viven en ella. En ese escenario disfruto observando estampas ordinarias y realistas, en las que dramas más o menos grandes alternan con pequeños placeres cotidianos. Quizá por eso me gustan tanto las novelas de Barchester de Anthony Trollope, las crónicas de Cranford de Elizabeth Gaskell, los relatos apacibles de D.E Stevenson,  los días pasados en Edimburgo con Alexander McCall Smith, y las intrigas universitarias de Alison Lurie.
Pero de entre todos esos universos literarios (hechos de pequeños grandes nadas), si tuviese que escoger,  optaría sin dudarlo por el de Barbara Pym.

Bien sea en Londres o en algún pequeño pueblo de provincias, existen unas constantes en la obra de Barbara, que la hacen reconocible al instante y a mi me hacen sentir en casa. Sus novelas tienen siempre los mismos protagonistas: profesores e investigadores del mundillo de la antropología, vicarios y sus respectivas esposas, damas de iglesia, secretarias, viudos y en especial mujeres solteras. Todos ellos interactúan en una sucesión de tardes de té, ventas benéficas y otras actividades parroquiales; en comidas de cafetería o en veladas caseras y en tareas domesticas rutinarias. Un mundo pequeño y cerrado en cuyo centro suele situarse una de esas heroínas Pym, que tan bien reflejadas quedan en su novela "Mujeres excelentes". Mujeres de mediana y no tan mediana edad que se debaten entre su apacible soledad y la excitante posibilidad de encontrar un hombre adecuado. "Heroínas" que luchan contra las crisis de la vida taza de té o de Ovaltine en mano.


Unos años atrás os enseñaba esta fotografía con mi colección de novelas Pym.
Todas son ediciones francesas de ocasión que compré durante mis visitas a distintas
librerías. Todavía me faltan cuatro títulos para completarla.
Muchas de las introducciones a sus libros indican que "la voz de Pym es tan personal, su mundo tan reconocible que es posible alegar : ¡Esto es un momento Pym!". Quizá por eso sus novelas despierten tanta admiración en unos y un rechazo en otros lectores.
Quería que esta entrada fuese una muestra de mi afecto por Barbara y una invitación a que la descubrais vosotros mismos, dejando un poquito más claro aquello que podéis encontrar en sus novelas.

Unos días atrás encontré un libro consagrado al estudio de sus novelas, "The Subversion of Romance in the novels of Barbara Pym". En él leía que Barbara escribió diarios y carnets de notas a lo largo de su vida. Los utilizaba como cuadernos de trabajo y en ellos anotaba citas, posibles escenas o tramas de novelas, trozos de conversación escuchados aquí y allá y, en definitiva, cualquier cosa que despertase su interés. En el libro se precisaba que "era ese estado de observación constante en busca de los pequeño detalles e incidentes de la vida, los cuales pese a su insignificancia pueden estar llenos de significado, lo que en gran parte da sentido a sus novelas." Y nunca lo podría haber definido mejor. Solo una persona capaz de disfrutar de los pequeños placeres de la vida, capaz de sentirse  feliz y fortalecida gracias a una buena comida, una digna taza de te o un cotilleo picante, podía haber escrito semejantes novelas.

Como veis el mundo Pym está hecho de pequeñas cosas, y seguramente no satisfará a todos los paladares literarios. ¡No pasa absolutamente nada! Recordad las afinidades lectoras y sed sinceros si no adherís a él. ¡Quién me iba a decir a mi que mi madre no disfrutaría tanto como yo con "Mujeres excelentes"!
Pero de lo que si estoy segura es de que en el caso que disfrutéis con una de sus novelas, habréis encontrado un refugio seguro al que volver una y otra vez. Las novelas de Barbara no son únicamente libros para un mal día.  Su humor inteligente e incisivo; su talento para demostrar que una mujer moderna puede ser capaz de vivir aventuras y conseguir una vida plena, aún cuando los planes no han salido como lo esperado, aún cuando el mundo se reduce a una serie de lugares comunes; y su enorme capacidad de observación del mundo que la rodea, hacen de sus novelas un inestimable testimonio de la vida de las clases medias inglesas de los años 50 y 60.

Barbara Pym
Si sentís la curiosidad de descubrir que es un "momento Pym", entonces corred a vuestra librería más cercana. Tenemos la inmensa fortuna de contar con una nueva edición de "Mujeres excelentes" gracias al buen hacer de Gatopardo. Una editorial a la que quiero felicitar por su trabajo y por su valentía (solo tenéis que echar un vistazo a los títulos de su catálogo). Cuando una editorial decide apostar por alguien como Barbara Pym no puedo más que maravillarme y quitarme el sombrero.

Las novelas de Miss Pym no serán material de best-seller, pero ni falta que les hace. Empecemos por atesorarlas unos cuantos y corramos la voz en busca de nuevos adeptos.

¡Muy felices lecturas a todos!

PD. Aquí podéis leer mis reseñas de "Mujeres excelentes" y de "Some tame Gazelle".

Septiembre de la A a la Z

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Septiembre y los nuevos comienzos...
Hace mucho tiempo que no hago un de la A a la Z, así que... retomemos la vieja costumbre para celebrar Septiembre y la llegada del otoño. 
Junto al mes de diciembre, esta es sin duda mi época favorita del año. Me encanta ver a los niños volviendo al cole mochila a cuestas. La vuelta a la rutina, a las ocupaciones y, al menos por estas latitudes, a ese fresquito que invita a echar mano de calcetines. Papel en blanco, lápices por estrenar y nuevos comienzos; Septiembre siempre ha estado lleno de ellos y este año aún más si cabe. Como ya os dije por twitter, Jean y yo nos mudamos a Lyon en apenas unas semanas; de ahí que estemos aprovechando al máximo nuestros últimos paseos por París.  
Aquí os dejo unas cuantas notas sobre lo que dio de si Septiembre en cuanto a libros, películas y descubrimientos. ¡Empecemos!

A de Alexandra Harris y su espléndido libro "Weatherland". Una  especie de historia de la meteorología y de la forma en que esta influyó en las obras de artistas y escritores británicos que me tuvo ocupada gran parte del mes. Hice tantos y tantos descubrimientos a lo largo de esta lectura que salí de ella maravillada: Ragnarök y el duro invierno anglosajón. Chaucer y la eterna primavera, Daniel Defoe y la gran tormenta de noviembre 1703, William Cowper y su noche de invierno resguardado en casa, Coleridge frente a la tormenta, Turner y la luz, Dickens y la niebla, Hardy y el sonido del viento en el bosque, Virginia Woolf y su historia del tiempo en "Orlando"...muy muy recomendado.

B de Bertrand Van Ruymbeke y su libro "L'Amérique avant les États-Unis". Hasta ahora mi volumen favorito sobre la historia colonial estadounidense era la trilogía "Los americanos" de Daniel Boorstin (yo lo tengo en francés, no se si podréis encontrarlo en castellano). Pero tengo que decir que peligra su supremacía, porque estoy disfrutando muchísimo del libro de Ruymbeke.  Claro y didáctico, es una lectura perfecta tanto para historiadores y estudiantes de Historia, como para los lectores aficionados interesados en el tema. Ensayos como estos, amenos y no por ellos menos rigurosos, son auténticas bendiciones. 
C por la propia cosecha otoñal que voy a hacer con el mini árbol que compré hace unas semanas. Si os digo la verdad todavía no se si es un manzano o una especie de arbusto con bayas (la botánica definitivamente no es lo mío). Pero me encanta tenerlo conmigo en el escritorio. 
Últimos paseos por París. Despedidas de mis cuadros
favoritos, aquí "Le brouillard" de Alfred Sisley.
D por Dorothy Allison y su libro"Bastarda de Carolina". Sin dudo uno de los libros más duros que he leído en mi vida. No se ni como conseguí leer ciertos capítulos sin abandonar el libro. Pero en el fondo me alegro de no haberlo terminado. Nunca olvidaré la relación de Bone con sus tíos en especial con su tía Ruth. Como decía su autora en una entrevista: "Aún en medio de la violencia más absoluta, de la mayor pobreza, el amor y la ternura pueden abrirse paso".
E por mi emisión de radio favorita "La Compagnie des auteurs", que en septiembre dedicó una entrega a Jane Austen. Si sabéis francés ¡no os la perdáis!
Fpor "The Free State of Jones", película protagonizada por Matthew McConaughey (estrenada en septiembre) que me encantó ver en el cine. Basada en hechos reales, la cinta narra la vida del granjero Newton Knight tras la guerra de Secesión estadounidense. Si estáis interesados en la Historia de América no la dejéis pasar.
G de Gudrid Thorbjarnardóttir uno de los personajes femeninos de la saga de Erik el Rojo y de la saga de Los groenlandeses (conocidas como Sagas de Vinlandia). Gudrid es la protagonista de la novela que voy a llevar conmigo a Islandia, "The Sea Road" de Margaret Elphinstone.
H por Rebecca Hussey y esta lista de clásicos"poco conocidos" que es una auténtica mina de oro.
Ide Halldor Laxness y la segunda parte de su novela "Iceland's Bell" (publicada en castellano por RBA). Si la primera y la tercera parte me parecieron correctas, la segunda parte me pareció sublime. La dureza del clima, de la vida cotidiana en una Islandia abandonada a su suerte; el carácter de sus personajes, las relaciones que traban entre ellos...maravillosa.
J por Dorothy Wordsworth y su "Grasmere Journal". Después de posponerlo año tras año por fin me he comprado un ejemplar ilustrado de sus diarios. Lo tengo en la mesita de noche y lo voy leyendo poquito a poco. Es un excelente acompañante para estos meses fríos.

Dadle una oportunidad a la no ficción. Buscad un tema que os interese y descubrid los
libros que pueden ayudaros a conocerlo con mayor profundidad. Aprender con ganas sobre
algo que nos apasiona, nunca es aburrido.
K por Katherine Hepburn y por esta frase que no puede representarme mejor: "Heaven to be the first one up and to eat breakfast all alone".
L de Lyon, por supuesto. Tenía muchísimo miedo de que no me gustase la ciudad, pero bastó una sola visita para dejar atrás mis temores. La Croix-Rousse, Fourvière, la Presqu'Île, las orillas del Ródano y Saona, los restaurantes típicos, el ambiente del Vieux Lyon y, como no, Les Brotteaux mi futuro barrio...¡qué ganas tengo de terminar la mudanza y todos los líos para instalarme definitivamente!
Mpor Marie Laurencin y su retrato de "Madame Paul Guillaume" que podéis ver aquí. En mi última visita al Musée de l'Orangerie me fascinó esta pintura. La paleta de colores, la delicadeza del ramo de anémonas central, el perro (casi un lobo diría) en el regazo de Juliette...
N por el negro y el blanco de "Frantz", la última película de François Ozon que pude ver en septiembre. Las historias ambientadas en las dos guerras mundiales me fascinan (en especial la IGM)  y "Frantz" ha conseguido emocionarme como pocas. Es una película bellísima tanto en la forma como en el contenido y he de hacer una mención especial a Paula Beer, la actriz protagonista, está de diez.
La Ñ ha quedado huérfana.
Willa, fiel compañera de camino.
O de mi nueva obsesión por Pinterest. ¡Qué de inspiración y qué de cosas bonitas puedes encontrar por allí!  
P por "Prairie Dawn" de Willa Cather. Un poema que encontré mientras ojeaba antiguos números de la célebre revista literaria McClure's Magazine (en concreto el número de Junio de 1908). En cuanto lo leí me vino a la mente Alexandra Bergson la protagonista de "Pioneros". ¡Qué gran personaje y que gran novela!
Q por el cuarto movimiento del American Quartet de Dvorak. Pensar en Willa, en Alexandra y en otros pioneros como ellas me hizo pensar en la imagen de un ferrocarril avanzando imparable hacia el Oeste. Tras la ventanilla, una sucesión interminable de campos de trigo, de praderas inmensas y cielos despejados. Escuchad la música y decidme si vosotros también percibís el sonido de un tren que avanza sin tregua.
R por James Rebanks y su libro "La vida del pastor". No perdía la esperanza de verlo publicado en castellano y por fin está aquí. ¡Qué ganas tengo de leerlo!
S de Io Sakisaka y su shojo "Ao Haru Ride". Por fin he podido leerlo completo (gracias a la recomendación de nuestra querida Magrat) y me ha encantado. Si os gustan las historias de amor tiernas, y recordar los tiempos del instituto, os lo recomiendo totalmente.
T por el teashop's ingle nook de este poema de John Betjeman. Un instante de felicidad ordinaria capturado en unas cuantas líneas:  
"Let us not speak, for the love we bear one another-
 Let us hold hands and look.
She, such a very ordinary little woman;
He, such a thumping crook;
But both, for a moment, little lower than the angels
In the teashop's ingle-nook".

U por el regreso del Pumkin Spice Latte. Sobran las palabras.
Mi primer viaje a Lyon.
Vde Violetas imperiales, la película protagonizada por Carmen Sevilla y Luis Mariano. En el stand de la exposición que fui a ver sobre el Segundo Imperio francés en el Musée d'Orsay había ejemplares en DVD y ¡qué recuerdos me trajo! ¿Te acuerdas abuelita las tardes viendo zarzuelas en viejas cintas de VHS? La canción del olvido, La revoltosa, El huésped del sevillano y, como no, Violetas imperiales. ¡Cuando baje a casa tenemos que verlas juntas otra vez!
W por Winifred Gerin y dos de sus biografías: la de Charlotte Brontë y la de Elizabeth Gaskell. Las encontré de ocasión en The Abbey Bookshop y no pude salir sin ellas. La biografía que le dedicó a Emily es una maravilla (la tenéis disponible en castellano) y estoy segura de que también disfrutaré con estas.
X por la exposición sobre el Second Empire (1852-1870) que os comentaba antes. Como suele ser habitual en el Musée d'Orsay la exposición estaba muy bien concebida. Un recorrido cronológico a través de varias salas, permite una inmersión total en ese periodo próspero y fastuoso (para las clases privilegiadas evidentemente), denostado y alabado a partes iguales por la sociedad francesa. 
Exposiciones como estas son una de las cosas que más voy a extrañar de París.
Y por esta galería de fotografías de preciosas bibliotecas americanas, empezando por la New York Public Library
y para terminarZpor este artículo sobre la lectura y los lectores de Jaime Fernández

Hasta aquí estas notas que me sirven para cerrar septiembre. Me hubiese gustado publicarlas mucho antes pero, ya veis,  encontrar piso y la mudanza me han llevado completamente loca. 
A estas alturas espero que estéis pasando un muy feliz otoño, lleno de lecturas y pequeñas alegrías. Yo por mi parte acabo de llevarme una muy grande. Mi madre acaba de operarse de un oído (nada grave) y todo ha salido de maravilla. Ya le he mandado miles de besos por teléfono pero también quería mandarle ánimos desde el rinconcito, así que ¡a tope mami, que en nada estás otra vez haciendo de las tuyas!

Un abrazo enorme para todos y nos vemos a mi vuelta de las tierras del norte.

Otoño en Escocia y algunos libros

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Señor. Octubre y noviembre han volado del calendario y apenas he tenido tiempo de nada. ¿Tenéis una mudanza en perspectiva? Si la respuesta es si, entonces ¡ánimo! Cuando parece que el caos no terminará nunca, de repente está todo otra vez en su sitio y te sientes de nuevo en casa.

Me hubiese gustado publicar esta entrada mucho antes pero bueno, aquí os dejo por fin algunas notas y fotografías de la escapada que hice a Escocia a finales de octubre (al paso que voy ya os hablaré de Islandia en 2017). Si ya conocéis Edimburgo, espero que este paseo os traiga buenos recuerdos y si todavía tenéis la visita pendiente, no la pospongáis demasiado. Edimburgo es una ciudad fascinante que estoy segura no os dejará indiferentes.

En esta ocasión Jean y yo apenas tuvimos tiempo de pasear y de disfrutar de la ciudad. Llegamos un jueves por la tarde y nos fuimos al día siguiente, así que ya veis, fue más un: "Hey! Nos vemos pronto que ahora tengo prisa", que una verdadera visita. Pero bueno tuvimos tiempo de pasear por la Old Town al atardecer y de visitar el cementerio de Greyfriars; de cenar en un pub de Grassmarket y  de extasiarnos con las vistas en la habitación del hotel, mantita en mano. Todo muy apropiado para una noche otoñal escocesa. 
No se si os ocurrirá a alguno de vosotros, pero tengo que confesaros algo: a mi Edimburgo me fascina y atemoriza a partes iguales. Podéis echarle la culpa a R.L Stevenson, a Burke y a Hare, a Deacon Brodie o, sobre todo, a mi amiga Stephanie (compañera de aventuras en mi primer viaje a Escocia) y a su retahíla de historias de fantasmas escoceses. A la luz del día, todo va sobre ruedas; Edimburgo me maravilla con su sobria elegancia, con sus jardines, y las siluetas de sus castillos a cada extremo de la Royal Mile. Pero al caer la noche, cuando la niebla remonta desde el estuario del Forth y cubre la ciudad, entonces todo cambia. Vienen a mi mente historias de aparecidos que acechan en la oscuridad de los close de la Royal Mile; de asuntos turbios que involucran a ladrones de cadáveres y a otros hombres de ciencia... Es entonces cuando os prometo que no me viene nada mal una pintilla de Strongbow o de Guinness para reforzar el espíritu y aligerarme un poco el ánimo.  Que le vamos a hacer,  son los gajes del oficio de un alma impresionable y romántica.

Como veréis en las fotografías el otoño le sienta bien a Escocia. Bien, es cierto que está majestuosa en cualquier estación, pero hay algo en la atmósfera otoñal que conecta a la perfección con estas tierras.


Cuando llegué a la habitación del hotel y vi esta imagen, me planteé no salir de la terraza hasta el día siguiente.




La catedral St.Giles y el Market Cross de la Royal Mile
Callejeando por Victoria Street (no os olvidéis de entrar en esta tienda Museum Context para conseguir los mejores souvenirs de Escocia) y los close que bordean la Royal Mile.


Bellas lápidas del cementerio de Greyfriars Kirk

Siluetas de la Old Town al anochecer (ahí es cuando empezaba a hacerme falta un
lingotazo de whisky :D)
A la mañana siguiente nos despertamos temprano para disfrutar de un paseo por "The Meadows"

Y por supuesto no podía despedirme de Edimburgo sin visitar alguna de sus librerías. En The Old Town Bookshop eché un vistazo rápido y vi que estaban muy bien surtidos en material sobre la historia escocesa (aficionados, este es vuestro sitio). Pero mi objetivo principal era Armchair Books, una librería de segunda mano que es una auténtico paraíso para los que gustamos de los libros con historia a sus espaldas. La visita prometía y no defraudó en absoluto. Hubiese pasado horas con la cabeza metida entre las estanterías que cubren hasta el último rincón de la tienda. El espacio es exiguo pero ¡vaya colección tienen tras esa puerta verde! Ficción, ensayo, libros ilustrados...tenéis material para todos los gustos y sobre todo ediciones antiguas (como las de Methuen&Co) que harán las delicias de los buscadores de "novelas olvidadas".  

Una vez en posesión de algunos libros, recogimos las maletas en el hotel y nos fuimos a la estación de Waverley para coger el tren hacia Aberdeen. Dos horas y media más tarde Emmanuel y Marion nos recogían para llevarnos a su casita de Tollohill Crescent. Apenas teníamos un día completo antes de viajar a Islandia (de ahí la escala en Aberdeen, para poder despegar los cuatro juntos en un avión de playmobil que ya os enseñaré), pero pudimos dar un buen paseo por Aberdeen y hacer una pequeña escapada a Stonehaven y al Castillo de Dunnottar.

Vista de Stonehaven; el sticky toffee pudding que me comí en The ship Inn; no podía faltar el cuadro dedicado
a Robert Burns en el museo de historia de Stonehaven y finalmente una vista del castillo de Dunnottar antes de
que empezase a llover con ganas.

Poco os puedo contar de Aberdeen, porque apenas pasé una mañana visitándola; pero os puedo asegurar que hace honor a su nombre, la ciudad de granito. Todos sus edificios están construidos con esta piedra y el ambiente general es inconfundiblemente gris.  Aberdeen es una ciudad volcada al mar del Norte, a la pesca y, sobre todo, al petróleo. Emmanuel que trabaja para una compañía petrolífera nos hizo una visita guiada por el Museo Marítimo de la ciudad (gran parte de él está consagrado a la vida en las plataformas) y así pudimos darnos una idea de lo mucho que el oro negro significó y, aún hoy en plena crisis, significa para la ciudad. 

Stonehaven por su parte, es un entrañable pueblecito costero cuya visita disfruté muchísimo. De color gris y carácter robusto, sus casas parecen bien dispuestas para enfrentar las tempestades del Mar del Norte. Tempestades de las que ha sido testigo, a lo largo de muchos siglos, el Castillo de Dunnottar. Su silueta recortada frente al mar es todo lo que uno puede desear de un castillo escocés. Es una lástima que esté en ruinas (me acordé muchísimo de nuestra visita años atrás al castillo de Urquhart), pero darse un paseo por sus torreones merece totalmente la pena. 
Si pasáis algún día por Stonehaven os recomiendo la comida del albergue "The Ship Inn". Su ambiente marinero y sus productos locales os dejarán un muy buen recuerdo de la cocina escocesa (no todo es haggis por esos parajes, gracias a Dios).

Antes de despedirme, os enseño (respetando la tradición) los libros que me traje en la maleta. Como ya os dije por Instagram, los compré todos en Armchair Books y si no llega a ser  porque me iba a Islandia...yo no se la de libros que me hubiese traído de allí. Las ediciones antiguas que puedes encontrar en los altillos de cada estantería son tesoros (eso si, cuidado cuando uséis la escalera de mano; que alguien os la sujete bien mientras andáis por las alturas, porque yo casi me descalabro cuando fui a buscar "Anna of the Five Towns"). 

Al final (con todo el dolor de mi corazón y alegría de mi bolsillo) estos son los únicos libros que me traje: 

- Anna of the Five Towns, una de las primeras novelas de Arnold Bennett.
- Fidelity de Susan Glaspell, uno de los títulos Persephone que tenía en mi punto de mira desde hace tiempo.
- A Book of Comfort de Elizabeth Goudge, un pequeño volumen que contiene una selección de sus poemas favoritos.
- Y para terminar  In search of England de Roy Hattersley, un recorrido por los lugares de predilección del autor, en el que tienen cabida: los paisajes, el arte, los personajes ilustres y las costumbres inglesas. Veremos que tal resulta.


Recién llegados a casa
Ahora si, me despido. Ya lo compartí años atrás con vosotros, pero para la ocasión vuelvo a invitar a mi amigo Charles (véase su alteza) para que recite uno de los más bellos poemas de Robert Burns, el bardo de Escocia. Podéis escucharlo aquí:

"My heart's In the Highlands, my heart is not here,
My heart's In the Highlands, a-chasing the deer"...

Un fuerte abrazo a todos y muy felices lecturas.







Lecturas 2016

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Los elegidos del 2016 (los títulos aparecen al final de la entrada)
¡Feliz año nuevo a todos!

Por fin puedo pasarme por el rinconcito y estreno el año deseándoos todo lo mejor para este 2017. Como marca la tradición es el momento de echar la vista atrás para hacer balance de lo leído en estos últimos doce meses. Empecemos pues por las cifras; he leído un total de 60 libros, exactamente la misma cifra que en 2015 (aquí podéis echarle un vistazo a todos los títulos). De nuevo las escritoras se han impuesto a sus homólogos masculinos (43/60) y el siglo XX vuelve a imponerse como el periodo de publicación de la mayoría de mis lecturas (voy a tener que hacer un recuento de mi Century of Books para ver como avanza la cosa). En cuento a las decepciones, de nuevo puedo contarlas con los dedos de una mano, 4 (a mi ya no me dan gato por liebre jeje). Lo que si he comprobado este año es que he apostado menos por descubrir nuevos autores (véase autores desconocidos de mis estanterías y no noveles) y me he refugiado en viejos conocidos a los que quería seguir la pista. He repetido con Willa Cather, Daphne du Maurier, Elizabeth Taylor, D.E Stevenson, Dorothy Whipple, Edith Wharton, Jack London, Barbara Pym, Wallace Stegner, Guy de Maupassant, Elizabeth Gaskell y Eowyn Ivey. Como esperaba, ninguno de ellos me ha decepcionado y volveré muy pronto a echar mano de sus novelas. 

Este año he viajado lejos; a Islandia, Rusia y Alaska, a los bosques de Bohemia, y a los acantilados de Cornualles. He navegado con piratas y andado entre soldados confederados. Me he enamorado de personajes que ya siento como míos: el príncipe Andrei Bolkonsky, Melania Hamilton, Mrs Palfrey, Tom Outland, los tíos Earl y Ruth Boatwright, Lucy Snowe, Shirley Keeldar, Charity Taddler...

He descubierto la fineza de la escritura y de los retratos psicológicos de Kazuo Ishiguro y de Philip Larkin. Y también el dolor de leer a Sylvia Plath y a Dorothy Allison (de la que estoy deseando leer su segunda novela "Cavedweller"). 

He vivido horas de angustia y también de alegría en los territorios más inhóspitos.
- "La campana de Islandia" de Halldor Laxness
- "To the bright edge of the World" de Eowyn Ivey
- "La belle de Joza" de Kveta Legátová
- "L'amour dans l'âme" de Daphne du Maurier

Y he vuelto a perderme entre historias del Oeste americano. Historias que lejos
de los manidos clichés tienen mucho que ofrecer.

- "El árbol del ahorcado" de Dorothy M. Johnson
- "Tristeza de la tierra" de Éric Vuillard
- "El viento" de Dorothy Scarborough
- "The Big Rock Candy Mountain" de Wallace Stegner
No podían faltar un buen puñadito de esas novelas "amables" que siempre tengo
bien a mano. El estreno con Angela Thirkell no fue todo lo bueno que esperaba, pero
algo me dice que "High Rising" va a reconciliarme con ella.

- "Listening Valley" de D.E Stevenson
- "Less than Angels" de Barbara Pym
- "A little Love Song" de Michelle Magorian
- "Wild Strawberries" de Angela Thirkell

Y en la otra cara de la moneda he lidiado con historias terribles, pero necesarias.
La depresión, la soledad y la dependencia de la vejez, la miseria, el abuso infantil...
en algunos momentos incluso pensé en cerrar esos libros, pero me alegro tanto de haber llegado hasta
la última página. He aprendido mucho sobre el dolor, el perdón y las luchas necesarias.

-"La campana de cristal" de Sylvia Plath
- "Mrs Palfrey at the Claremont" de Elizabeth Taylor
- "El pueblo del abismo" de Jack London
- "Bastarda de California" de Dorothy Allison

En el apartado de la no ficción, me ha encantado leer buenísimas biografías de Charlotte Brontë,
Edith Wharton, Cervantes y (aunque novelada) de R.L Stevenson. El mejor ensayo histórico fue
sin duda el de Ruymbeke y en cuanto a la divulgación, Alexandra Harris vuelve a convertirse en
una referencia indiscutible. 
Me hubiese encantado poder hablaros con mayor detenimiento de todas estas lecturas, pero la falta de tiempo ha sido unas constante este año. Ojalá 2017 pueda ser mucho más prolífico en este sentido. Ahora, para poner el broche de oro a 2016, solo me queda enseñaros las que han sido mis mejores lecturas del año. Como veréis Charlotte Brontë es la gran protagonista, y no me sorprende.  

"Shirley" de Charlotte Brontë, "La bucaneras" de Edith Wharton, "Villette" de Charlotte Brontë,
"Charlotte Brontë" de Winifred Gérin, "London Pride" de Beryl Kingston, "Diario de una escritora"
de Virginia Woolf, "Village School" de Miss Read.
Shirley era la única de las novelas de Charlotte que me faltaba por leer y sin duda se corona como mi mayor satisfacción lectora de este año. He encontrado en ella ecos de "Middlemarch", de "Mary Barton" y "Norte y sur". Personajes llenos de vida que hacen palpitar cada página de la novela. La belleza y dureza de los páramos de Yorkshire descritos en cada estación, y la valentía de Shirley, de su discurso en defensa de la mujer, sus libertades y derechos...¡Brava Charlotte! ¡Qué pequeña eras de estatura y grande de espíritu!
Se que no podré recuperar todas las reseñas no publicadas del año anterior, pero estas seis (podéis leer la reseña de "Las bucaneras" aquí), tendrán su merecida presencia en el blog. 

Por hoy, nada más. Solo mandaros un fuerte abrazo y de nuevo desearos a todos un muy feliz 2017. Que este venga cargado de buenos momentos y, por supuesto, de buenas historias. 

PD. Me veo obligada a incluir aquí un último coup de coeur que leí a finales de diciembre, "Miss Charity" de Marie-Aude Murail. He adorado cada una de las páginas de este libro ilustrado que homenajea a Beatrix Potter y a todas las escritoras y artistas del siglo XIX que se abrieron camino en un mundo de hombres. ¡Traducción al castellano solicitada con urgencia!

Cajón de sastre: un puñado de libros nuevos y ronda de reseñas...

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Rincones de casa en los que me encanta pasar las horas

Escribo esto sentada frente a la mesa de la cocina; puede que algún día me atreva a hacerlo desde el fregadero, homenajeando a Cassandra Mortmain, pero por el momento me mantengo en lo convencional. Hace mucho que no escribo en el rinconcito (casi dos meses) y huelga decir que lo he echado muchísimo de menos. Decidme ¿cómo estáis llevando estos primeros meses del año? Espero que de maravilla. A algunos de vosotros os sigo la pista por Instagram (Winifred ¡qué alegría encontrarte el otro día!), pero nada como venir a charlar por aquí con más tranquilidad.

A modo de resumen de mis meses de enero y febrero, he venido cargada con una especie de cajón de sastre: últimos libros comprados y varias mini-reseñas. Así que si os place, ¡empecemos!


Algunos libros nuevos...

Como veis en la pila de la fotografía, entre mis últimas compras se colaron dos nuevos LondonMartin Edennovela que leí en 2014 en una vieja edición francesa y, ahora al fin tengo en castellano (ya sabéis que la atesoro como una de mis novelas favoritas) y El lobo de mar, en una edición de bolsillo que tiene un irresistible marinero tatuado en su portada. 
Acabo de empezar a leerla y por el momento Lobo Larsen, uno de sus protagonistas, me tiene cautivada. "Usted camina con las piernas de un muerto. Nunca ha tenido piernas propias. No sería capaz de caminar solo ni una jornada y conseguir la carne necesaria para llenarse la tripa tres veces". Esta es una de las primeras frases que dedica a Humphrey Van Weyden, el joven intelectual que va a convertirse en su compañero de infortunios y aventuras. La travesía, promete.

También compré otro título de una de mis autoras más queridas, Willa Cather. En este caso Sapphira y la joven esclava, que podéis leer en castellano en esta edición de Impedimenta. 
Esta fue la última de sus novelas, publicada en 1940; narra la historia de una familia esclavista del viejo Sur, en los albores de la guerra de Secesión.
Si todavía no os habéis acercado a la obra de Willa, os invito a hacerlo cuanto antes. Aquí os dejo con las reseñas que le he dedicado hasta el momento para que os hagáis una idea de lo que podéis encontrar en sus novelas:
PionerosSombras bajo la rocaLa casa del profesor.


Apenas siete euros cada ejemplar. Lo que daría para que la
edición de bolsillo tuviese la misma importancia en España.
Otros dos viejos conocidos llegaron hasta mis estanterías en sendas ediciones de bolsillo, Jane Austen y Henry David Thoreau. El volumen dedicado a Jane recoge las cartas que esta envío a lo largo de su vida a sus sobrinas Fanny, Caroline y Anna. El volumen de Thoreau recoge por su parte las cartas que este intercambió con a su amigo Harrison Blake entre 1848 y 1861; todo un manifiesto de su ideología y visión del mundo. Podéis encontrarlas en castellano con el título Cartas a un buscador de si mismo (Errata Naturae). 

En la cesta libresca de estos dos meses también se colaron varios autores con los que voy a estrenarme. En el caso de Laura Ingalls Wilder  tendría que añadir "con los que por fin voy a estrenarme". Todavía no puedo creer que haya pospuesto tanto la lectura de la saga de la Casa de la Pradera. Vi (y disfruté) la serie cuando era niña, pero no se porqué, pasé por alto los libros. En fin,  como bien dicen, nunca es tarde y presiento que voy a pasar ratos muy agradables con estas novelas, de momento las tres primeras: Little House on the Prairie, Farmer Boy y Little House on the Big Woods.
Estos son los ejemplares de ocasión que estoy
reuniendo; ediciones de Puffin Books.

Jim Fergus es otra nueva apuesta en lo que a literatura "de la frontera" se refiere. Su novela Mil mujeres blancas me tentó desde las primeras líneas de su sinopsis. Voy a traducirosla para haceros partícipes de la causa de mi entusiasmo: "En 1874, el presidente americano Ulysses S. Grant acepta, con el máximo secretísimo, una proposición hecha por el jefe indio Little Wolf. A saber, intercambiar mil mujeres blancas por una cantidad considerable de caballos y bisontes para así favorecer la integración del pueblo indio. Sellado el pacto, algunas mujeres se presentan voluntarias, pero en su gran mayoría las elegidas provienen de centros penitenciarios y asilos de todo el país. Una de ellas, Mary Dodd, será la encargada de narrar su historia."


Evidentemente estamos ante un libro de ficción; si bien es cierto que la proposición si fue formulada  durante la conferencia de paz en Fort Laramie de 1851, las mujeres nunca fueron enviadas. Ya os contaré que tal resulta la lectura.

Y cerrando la pila, los últimos libros que me traje a casa"A House Full of Daughters", un libro de memorias escrito por Juliet Nicolson, nieta de Vita Sackville-West y Los verdes años de A.J Cronin. Este último lo compré un sábado al volver de correr por el parque. Cuál no fue mi sorpresa cuando en el camino de vuelta a casa me salió al paso un mercadillo de libros de segunda mano. Ni que decir tiene que empleé tres de los cinco euros que llevaba en el bolsillo en llevarme un ejemplar. Cronin fue el elegido. Me temo que muchos otros se vendrán conmigo en mañanas de sábado.

Y ahora, algunos libros leídos...


Extraña mezcla de ediciones de bolsillo y segunda mano.
Sarnia de G.B Edwards, fue mi primera lectura de este año. Autobiografía ficticia, confesión íntima, Sarnia o "El libro de Ebenezer le Page" (título original) es ante todo una crónica detallada de la vida cotidiana en la isla de Guernsey, durante gran parte del siglo XX. Ebenezer, anciano de ochenta años, jamás ha salido de su isla excepto para jugar un épico partido de fútbol en la vecina Jersey (el enemigo secular). Ha sido testigo de dos guerras mundiales, de la Ocupación alemana, y ha visto vivir y morir a la mayor parte de sus familiares y conocidos. Para no olvidarlos, para recordar y atesorar cada episodio, decide entonces pertrecharse de varios cuadernos escolares y escribir su historia.
El resultado dista mucho de ser un relato dulcificado por la nostalgia; la vida en la isla es dura, las rencillas familiares feroces y pese a todo, ¡cuánto cariño por las raíces desprende cada una de sus páginas!. Ebenezer, misógino, cascarrabias, reaccionario y taciturno, es uno de esos personajes que uno termina apreciando casi a su pesar. Le conocemos siendo un niño y cerramos la última página con un último adiós desgarrador "¡No quiero morir! Quiero vivir para siempre, simplemente para ver los barcos pasar por las bahías y puertos de mi isla". Podríamos contar con los dedos de una mano las cosas que atesora o que son importantes para él:  Jim, su amigo del alma, Tabitha su hermana, Liza Queripel, el que podría considerarse el único amor de su vida y por encima de todo Guernsey, su tierra; isla batida por los vientos,  y la fuerza de las olas, orgullosa de sus raíces normandas e inglesas.
Ebenezer dice "La vida en esta tierra no es gran cosa. A un día feliz, y a los sueños de felicidad para el futuro, les sigue el triste despertar a la realidad. Suma algunos placeres, olvidados tan pronto como se consuman, y por lo demás, continuar día tras día, como un burro atado a un arado."Sarnia, pese a todo, no es un libro triste, pero si realista y sincero. Está lleno de sinsabores, de pequeñas y grandes tragedias; de recuerdos felices y de preciosas relaciones humanas. 
Si habéis leído y disfrutado de "Qué verde era mi valle" (aquí podéis leer mi reseña), "Lark Rise to Candleford" o "Sidra con Rosie" estoy segura de que disfrutaréis con "El libro de Ebenezer le Page".
Este libro tenía que formar parte de mi Century of Books, así pues, el año 1981 es suyo.

Adelanto de la próxima edición de
Impedimenta
Un día en la vida de una mujer sonriente, por su parte, ha sido mi primer encuentro con Margaret Drabble y, que puedo deciros; esta recopilación de relatos (escritos entre 1960 y 2000) es una auténtica maravilla.  Cada uno de ellos indaga y deja al descubierto las emociones y pensamientos más íntimos de una mujer en un instante clave de sus vida. Capturas de instantes cotidianos, en apariencia banales, pero en realidad trascendentes. Relatos que lidian con el deseo, los remordimientos, la hipocresía, la enfermedad o el éxito. Historias que dicen mucho sobre las bendiciones y en especial las dificultades de ser mujer.  
Yo tuve que ir leyéndolos despacio, espaciándolos durante varios días, porque en ocasiones la intensidad de lo narrado era tan grande que no salía indemne de la lectura (jamás olvidaré el relato titulado "La guerra como regalo", ni el reencuentro de los dos amantes en el café de la esquina, ni la alegría de la viuda que se reencuentra al fin con la soledad.)
Desde luego esta no será la última vez que lea a Margaret Drabble. Me ha cautivado la facilidad con la que crea personajes y atmósferas en apenas dos trazos; con la fineza y la profundidad con la que estudia el alma femenina. Bravísima.

Por el contrario, Nine Coaches Waiting de Mary Stewart fue la gran decepción de este comienzo de año. Mary Stewart es una autora muy querida entre muchas blogueras británicas, que me encanta seguir, y "Nine Coaches Waiting" uno de los títulos más  elogiados. Pensaba que iba a disfrutar mucho con esa promesa de romance, misterio y entretenimiento, pero nada mas lejos de la realidad. 
Linda Martin, joven protagonista de la historia, acaba de conseguir un empleo como institutriz del pequeño heredero Philippe de Valmy. Al llegar a la fastuosa propiedad que la familia tiene en los Alpes franceses, Linda queda cautivada por el entorno y también por el carácter afable del pequeño Philippe. Sin embargo, con el paso de los días, el ambiente apacible se enrarece y los familiares que rodean a Philippe empiezan a actuar de forma extraña y amenazadora... Joven institutriz, ambiente sombrío, rico y apuesto heredero...ya veis que los ingredientes recuerdan a un libro muy querido al que no quiero nombrar en esta reseña (no merece ser mancillado). No quiero desvelaros nada importante (por si alguien se aventura a leerlo), pero el misterio queda desvelado casi desde las primeras páginas y la historia de amor no se mantiene por ninguna parte. Me llevé esta novela a Annecy, para leerla mientras estaba cerca de los Alpes y os prometo que lo único que me animó a seguir con la lectura fueron las descripciones y la atmósfera que Mary Stewart crea en la novela. Estuvo muy lejos de ser suficiente. Quizá repita algún día con Mary, pero sinceramente, dudo que pronto.

Otro libro a atesorar en mis estanterías
Dejo en el tintero las reseñas de los dos últimos libros de la lista, Main Street de Sinclair Lewis y La casa en Mango Street de Sandra Cisneros. Fueron lecturas demasiado enriquecedoras y necesito dedicarles un poco más de tiempo y espacio. 
El año pasado tardé un poquito más en dar con mi primer coup de coeur, pero este 2017 se estrenó con fuerza gracias a Sandra Cisneros. Si encontráis "La casa en Mango Street" en una librería de segunda mano (o podéis adquirirlo en internet) no lo dejéis escapar. En especial todos aquellos que os enamorasteis de Francie Nolan, la protagonista de "Un árbol crece en Brooklyn". Creo que la historia de Esperanza Cordero, otra joven que busca su camino en un contexto difícil, resonará con fuerza en vuestro interior y tardareis mucho en olvidarla.

Por hoy, nada más. Solo desearos (como siempre) muy felices lecturas y un estupendo fin de semana.

Botín de Sant Jordi 2017

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¡Hola a todos! Aquí estoy de nuevo. 
Llega Sant Jordi y es casi imposible resistirse a comprar algún libro nuevo. Los que os enseño hoy son el resultado de varias visitas a la librería. Algunos se vinieron conmigo en la maleta desde Montpellier, otros provienen de librerías lionesas. Cómo veréis todos son ediciones francesas, pero no tendréis ningún problema en encontrar las versiones inglesas. De las españolas os cuento con más detalle en cada presentación. ¡Vamos con los títulos!

Nosotros hemos cambiado la tradición y en vez de rosas hemos comprado ranúnculos. Qué
le voy a hacer ¡me encantan!
Abre la lista Daphne du Maurier, una vieja conocida que nunca me decepciona. Cuando vi esta edición de ocasión tan bonita no pude resistirme, y encima con ese título. "La Cala del francés" suena a mar, a aventuras, a esas historias de antaño que tanto cuesta encontrar ahora. He intentado encontrar alguna traducción al castellano en el catálogo de la BNE, pero no he tenido éxito (si alguien tiene datos me encantará leerle en los comentarios). "La cala del francés" forma parte de las conocidas como Cornish Novels (véase: "La posada de la Jamaica", "Rebeca", "Mi prima Rachel", "The loving Spirit" y "La cala del francés"), un puñado de novelas históricas ambientadas en Cornualles que acabaron convirtiéndose en los mayores éxitos de Daphne. En ellas queda en evidencia lo mucho que Du Maurier conocía su tierra de adopción. Pocos supieron recrear como ella la atmósfera misteriosa de playas, cabos y ensenadas; las brumas marítimas que se adentran entre valles y caminos solitarios. 
En "La cala del francés" una dama inglesa y un pirata galo (de infame reputación) forman la pareja protagonista. Una novela de aventuras y romance ambientada en el siglo XVII que estoy casi segura voy a disfrutar de lo lindo.

Preciosas portadas de estas ediciones de bolsillo
francesas.
Mi siguiente adquisición fue una selección de cuentos de Thomas Hardy. El título francés es "Une femme d'imagination et autres contes", y en castellano podéis encontrarlos en la edición de los "Cuentos completos" de Hardy que publicó Alba editorial. Estos cuatro en concreto están protagonizados por cuatro mujeres, y cuentan las terribles  experiencias amorosas a las que deben hacer frente. Un joven soldado extranjero, un violinista de un pequeño pueblo, un hombre dominado por las convenciones y el hombre idealizado que solo habita en los sueños son los antagonistas de las cuatro heroínas. 
Tristeza, sensibilidad y preciosas descripciones de la naturaleza están garantizadas.

Otro ejemplar de ocasión que metí en la saca fue "La hija de un héroe de la Unión Soviética", el primer trabajo de Andrei Makine,  un escritor francés de origen ruso que tenía muchas ganas de descubrir. Narra la historia de un héroe condecorado tras la batalla de Stalingrado y su familia durante el periodo soviético. Una inmersión total en la vida cotidiana de la Rusia de la segunda mitad del siglo XX. Esta novela no ha sido traducida al español, pero tenéis disponible gran parte del trabajo de Makine gracias a Tusquets, en especial su obra mas conocida y ganadora del Goncourt "El testamento francés". Ya os contaré que tal resulta mi primera toma de contacto.

Ahora le llega el turno a tres títulos de una de mis elecciones favoritas la de Belfond Vintage. En esta ocasión "Mrs. y Mr. Bridge" de Evan S. Connell y "Ahora en Noviembre" de Josephine Johnson (premio Pulitzer de 1935).  Esta última está considerada como una obra destacada e imprescindible sobre la Gran Depresión Americana. Cuenta la historia de tres hermanas de clase media que se ven abocadas a la miseria y a la supervivencia cuando su padre pierde su empleo. Un relato desesperanzador de un país devastado por la crisis económica. Promete muchísimo.
La única edición española que he podido encontrar de "Ahora en noviembre" es de Plaza&Janés, exactamente del año 1964. En realidad es una recopilación de novelas ganadoras del premio Pulitzer. Johnson comparte el volumen II con Edna Ferber ("Así de grande"), Margaret Mitchell ("Lo que el viento de llevó") y Conrad Richter ("La ciudad"). Esto me recuerda que tengo que leer a Richter.


Me encanta la pintura del libro de Makine.
Los dos volúmenes que componen la historia de los Bridge, son básicamente el retrato de un matrimonio y de una época. Corren los años treinta del pasado siglo y Mrs. Bridge, mujer de un prestigioso abogado de Kansas City, intenta encontrar un sentido a una vida llena de comodidades, pero completamente vacía. Mientras, su esposo lidia con las crisis económicas y los estallidos sociales que minan su mundo blanco y acomodado. Los fragmentos de la vida de una pareja de clase media durante el periodo de entreguerra se suceden; los estereotipos, las buenas maneras y los filtros de sociabilidad que uno se impone para ganar en respetabilidad se convierten en los verdaderos protagonistas.

En mi edición francesa se apunta esto: "Mrs. Bridge y su pareja Mr, Bridge forman una obra dual, fiel reflejo de la América de entreguerras. Gracias a una escritura de una precisión devastadora, un tono de extrema elegancia y una construcción virtuosa, es legitimo hablar de la obra de S. Connell como la homóloga de "Vía revolucionaria"de Richard Yates o de "Stoner" de John Williams". No necesito más para convencerme.

Genial diseño de las ediciones Belfond,
como siempre.
Y finalmente, dos joyas para mi colección Austen:
La preciosa edición conmemorativa francesa de las novelas de Jane, ilustradas por Hugh Thompson, fue el regalo de Jean para Sant Jordi. Es una auténtica maravilla, con su diseño a doble columna y esas preciosas ilustraciones originales. El otro ejemplar es la biografía que le dedicó su sobrino James, titulada "Recuerdos de Jane Austen" (publicada en 1870). Está considerada como la primera biografía de la autora y la primera defensa de las obras de Jane, que fueron tachadas por sus contemporáneos de "insulsas y banales". Podéis encontrarla en castellano en esta edición de Alba editorial.

Y hasta aquí el botín del día del libro. Aunque para que nos vamos a engañar, para los lectores fieles cualquier día es el día del libro. El lunes volveremos a pisar las librerías y las bibliotecas con las mismas ganas. Quedan muchas páginas por descubrir y desgraciadamente nuestro tiempo es limitado. Así pues, disfrutemos y leamos. 

Un fuerte abrazo a todos y muy felices lecturas. 

PD. Podéis leer aquí las reseñas de "El albergue de la Jamaica" y "The loving Spirit" de Daphne du Maurier.
PD1. ¡Buenísimas noticias! Alba acaba de anunciar que publicará "La posada de Jamaica" en Rara Avis, el próximo año. Id ahorrando.
PD2. Por favor perdonad la demora en la respuesta de comentarios de la entrada anterior. Mañana arreglo cuentas con vosotros :)

Volver...con una lista de libros para el otoño.

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Nueva temporada de escritura.

Después de cinco meses sin pasar por el rinconcito, aquí estoy de nuevo. ¿Cómo habéis estado? Espero que de maravilla, disfrutando de la lectura y de los placeres de la vida. Me he demorado demasiado en volver a pasar por aquí (las telarañas y la soledad han anidado en el rinconcito), pero en el fondo, creo que he elegido el mejor momento para regresar; octubre, otoño...¿puede existir un mes  y un periodo del año más hermosos? 

Estos días ya llevo conmigo la mantita a todas partes y, aunque los libros me han acompañado también durante los meses calurosos, tengo que reconocer que es ahora cuando más disfruto de ellos; bien sea bajo la manta y acurrucada en el sofá o perdida entre el edredón y los cojines de mi cama. 
Los días empiezan a acortar y llega el tiempo de las viejas películas y las viejas historias. Es la época perfecta para sacar de las estanterías a los victorianos, a los grandes clásicos y a aquella  biografía amenazadora que uno lleva guardando desde tiempo inmemorial.
En una publicación reciente de Instagram os recomendaba una serie de libros que me parecían perfectos para el otoño. Como se que no todos sois adeptos a esta red social, aprovecho esta primera entrada de la temporada para dejaros la fotografía y la lista de lecturas aludida. 
¡Vamos allá!

Escena otoñal con unos cuantos libros perfectos para la estación.


- "Pioneros" de Willa Cather. Con Willa sobran las palabras. Nadie describe las estaciones, con unas pinceladas precisas y evocadoras, como lo hace ella.

- "Las aventuras de Arthur Gordon Pym" de Edgar Allan Poe. Sombrío, oscuro y muy perturbador libro (al menos para mi impresionable corazón). Aún así, ¡incapaz de soltarlo!

- "Pescadores de Islandia" de Pierre Loti 
Creo que no está traducida al castellano, pero espero que alguna editorial se anime algún día; es fantástico y tengo grabadas a fuego en mi mente las escenas en el mar y las despedidas a pie de puerto.

- "El fantasma y Mrs. Muir" de R.A. Dick 
Idem con esta novela entrañable que tiene un ligero toque misterioso; perfecto para los que quieren suspense pero son miedicas como yo. La película protagonizada por la bellísima Gene Tierney es también una maravilla. No podéis perdérosla.

- "Persuasión" de Jane Austen"...otoño, la estación que ejerce una influencia especial e inagotable en todos los espíritus tiernos y artísticos y que incita a todo poeta digno de leerse a intentar describirla o a plasmar sus emociones".

- "La posada de la Jamaica" de Daphne du Maurier que será publicada el año próximo por Alba editorial. En realidad cualquier Du Maurier puede ser perfecto para esta época del año.

- "Una vida" de Guy de Maupassant. "Cuando estuvieron en la puerta de la casa, del lado del mar, una pequeña ráfaga de aire los envolvió. Uno de esos vientos fríos de final de verano, que anuncian ya el otoño. Las nubes desfilaban por el cielo, cubriendo y descubriendo como un velo el manto de estrellas."

- "Qué verde era mi valle" de Richard Llewellyn. "¡Qué bien sabe una taza de té cuando uno se siente deprimido! Té claro, con leche abundante y azúcar amarilla cristalina, en una taza grande, para que cuando la boca se acostumbre al calor se pueda beber en lugar de sorber. Todo lo que parece haberse dormido dentro de uno vuelve a despertar. La taza de té es una buena amiga." Maravillosa novela que no podéis dejar pasar. Apuesto a que no podéis cerrarla sin haber derramado alguna lágrima. 

- "La campana de Islandia" de Halldor Laxness.  

- "Los amores de Sylvia" de Elizabeth Gaskell  "...los páramos salvajes y desolados, circundaban Monkshaven por tierra con la misma eficacia con que lo hacían las aguas por mar."

- "Lady Rose and Mrs. Memmary" de Ruby Ferguson. Un libro Persephone que homenajea el paisaje y las gentes de Escocia. 

- "Vera" de Elizabeth Von Arnim. Perturbador retrato de una pareja de recién casados que gustará a los que disfrutaron con "Rebeca" de Daphne du Maurier (no sin recordárselo). " -Después de todo- dijo con entusiasmo la joven -¿qué puede haber mejor que un marido que te ama?. Y la anciana dama, que ya se había casado tres veces y sabía de que hablaba, respondió con la calma de aquellos que han consumado su vida y hablan a través de la experiencia: - "No tener ninguno".

- "El jardín secreto" de Frances Hodgson Burnett. Bella lectura de infancia. "Los faroles desprendían una luz amarillenta en aquella carretera  selvática que parecía atravesar de cuajo toda la vegetación; los arbustos y matas y zarzales terminaban en esa gran extensión de oscuridad que se desplegaba ante ellos y a su alrededor (el páramo). El viento empezaba a soplar y producía un sonido especial: salvaje, grave, impetuoso."

- "Los habitantes del bosque" de Thomas Hardy. "En un punto cercano a las faldas de Blackmoor Vale, donde ya se avista a unos cuatro o cinco kilómetros la prominente cima de High-Stoy Hill, el camino queda cubierto por la gran cantidad de hojas que cae de los árboles con la llegada del otoño." 

- "El castillo soñado"de Dodie Smith. Otra de mis mejores lecturas de infancia/adolescencia. "Ahora es octubre. [...] Hace una tarde espléndida, dorada, sin viento, aunque un tanto fría. Los trigales son ahora rastrojeras de colores apagados. El único color vivo que diviso es el del arbusto de espino en el camino de entrada."

Dejo para el final la (re)lectura que tengo ahora mismo entre manos. Una novela victoriana que me parece perfecta para estos meses, "Shirley" de Charlotte Brontë. Ella será la protagonista de la próxima entrada. Nos vemos pues en cuanto tenga lista la reseña.

Un fuerte abrazo a todos y muy felices lecturas.






'Shirley' de Charlotte Brontë

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'Shirley' se ha convertido en mi segunda novela favorita
de Charlotte, después de 'Jane Eyre'.
Corre el año 1831 cuando Charlotte Brontë llega como alumna a Roe Head, el colegio regentado por la señorita Wooler. Elizabeth Gaskell lo describe así en su 'Vida de Charlotte Brontë': "una casa solariega acogedora y espaciosa que se alza un poco aislada en el campo a la derecha de la carretera de Leeds a Huddersfield". Un lugar en el que las modestas casas de los campesinos se alzaban cerca de las de los propietarios que habían hecho fortuna en sus fábricas, y de las antiguas y solemnes casas solariegas de los nobles. 

La señorita Wooler tenía la costumbre de contar a sus alumnas los acontecimientos acaecidos en la región, envolviéndolos en un halo de misterio irresistible para sus jóvenes pupilas. En sus narraciones revivió para ellas los tiempos de las revueltas luditas entre los páramos solitarios, los atentados e incendios de fábricas; tiempos oscuros de inseguridad y de hambre. Muchos años después Charlotte no había olvidado aquellas historias y decidida a escribir una nueva novela, tras el éxito de 'Jane Eyre', decidió escribir a Leeds para procurarse ejemplares del Mercury (periódico local) para empezar su labor de documentación. Así nació 'Shirley', una novela que la propia autora definía así: "Esta historia es tan romántica como el lunes lo es para trabajadores que deben retomar una vez más su faena."Charlotte deseaba crear una novela social, donde la realidad (sin injerencias de ningún artificio romántico o gótico) fuese absoluta protagonista. Y vaya si lo consiguió. 

Corren los años de las guerras napoleónicas (1811-1812), y los tiempos son duros en Yorkshire. Las manufacturas de Robert Moore han dejado de producir y los obreros, amenazados por la nueva maquinaria y los despidos, se preparan para la revuelta. Todo el pequeño pueblo de Briarsfield espera expectante los acontecimientos y muy pronto los destinos de todos ellos empiezan a cruzarse. En especial el de Caroline Helstone, la dulce y humilde sobrina del reverendo, enamorada en secreto de Robert, y el de la recién llegada Shirley Keeldar, una joven heredera, decidida y adinerada que muy pronto entabla amistad con el joven y apuesto propietario...


La semana antes de la muerte de su hermana Anne, Charlotte había estado escribiendo sin descanso. En sus manos tenía el manuscrito de Shirley. Una labor que se había visto interrumpida tras los trágicos acontecimientos de la muerte de Branwell y Emily.


'Shirley', como ya dejaba claro su autora desde sus primeros compases, no tiene la fuerza arrolladora ni el romanticismo de 'Jane Eyre'; tampoco la soberbia profundidad psicológica de 'Villette' y sin embargo, en su desarrollo, reúne todos los elementos que hacen de Charlotte la grandísima novelista que fue.
No esperéis una trama de grandes acontecimientos ni golpes de efecto (aunque alguna sorpresa de última hora consiga cambiar el curso de la historia), si no esa sucesión constante  de pequeños 'nadas' que nacen de la vida cotidiana.

Creedme, uno no pasa por encima de una lectura como esta, uno no puede más que habitarla. Imaginad que estáis en el campo, en el pequeño pueblecito de Briarsfield; allí hay cuatro casas principales: el presbiterio del Señor Helstone, la manufactura de un joven fabricante, Robert Moore, la mansión de Fieldhield que pertenece a Shirley Keeldar y la casa de un viejo contratante, el Señor Hiram Yorke.  El cuadro de costumbres es cuidado, la descripción de los páramos de Yorkshire a lo largo de las estaciones sublime. Por ahí andan todavía los vicarios, las viejas solteronas pobres que dedican sus días a las buenas obras, las matronas altivas de provincias con sus ramilletes de hijas casaderas, obreros desesperados, institutrices y preceptores. Día tras día vivimos a su lado, siendo testigos de sus conversaciones y secretos. Espectadores de unos cuadros de interior llenos de encanto que quedan grabados para siempre en la memoria. Adoro que 'Shirley' sea una de esas novelas en las que se describe al detalle las comidas de los personajes. Rosbif, Yorkshire Pudding, verduras, queso y pastel especiado. Vino, licores y cerveza. Un té donde no faltan las tostadas y un recipiente bien lleno de mermelada de naranja; tartaletas y pastelillos de queso y limón, platos con finas lonchas de jamón aderezado con perejil...¡una delicia para los sentidos!

Y que decir de la galería de personajes amables, curiosos y originales que crea Charlotte, ¡es absolutamente maravillosa! Adoro a la familia Yorke, en especial al pequeño Martin (quien tendrá un papel crucial en la novela). A las dos ancianas solteronas y a Hortense, la hermana de Robert (pese a sus muchos defectos).  Y por encima de todo a los tres personajes protagonistas y la amistad que les une. 
Robert y su lucha por elegir entre el amor y la pobreza o el dinero y la salvación de sus negocios. La humanidad y la dulzura de Caroline. Una joven que, pese a su timidez, desea expandir sus alas y encontrar su lugar en el mundo. Y como no Shirley, la huérfana y rica heredera. Una mujer valiente; un espíritu libre, al que Charlotte dotó de muchos de los rasgos de su hermana Emily. La alusión a su amor por el brezo y el gusto por preferir tumbarse en la alfombra a cualquier sillón. Su independencia y sus ansias de libertad. Su fiel compañero Keeper, retratado en la figura de Tartar, y el episodio del perro rabioso y la herida cauterizada con las tenacillas de Tabby al rojo vivo son solo algunos ejemplos. 


Grabados que representan las distintas localizaciones de la novela.

La páginas de la novela están llenas de pasión y fuerza; de un espíritu de insumisión y de revuelta contra las convenciones. Y ¿sabéis que es lo que más me gusta de todo? Qué las auténticas protagonistas de todo ello sean mujeres.
'Shirley' está plagada de ellas. Habla de mujeres que aman, mujeres que sufren por amor, mujeres que nunca han sido amadas. Mujeres que claman por ser escuchadas y comprendidas; que anhelan un campo de acción más amplio que las paredes del hogar: "Si los hombres pudiesen vernos como realmente somos, se asombrarían; pero los hombres más inteligentes y agudos se engañan a menudo con respecto a las mujeres: no saben verlas a su auténtica luz, no las entienden, ni para bien ni para mal: la mujer que consideran buena es una cosa extraña, medio ángel, medio muñeca; la mujer que creen mala es casi siempre un demonio." 
El discurso de la pequeña Rose sobre su objetivo de cultivar sus talentos, su deseo de vagar por el mundo con objetivos que cumplir es admirable. Como también lo es la exhortación de Charlotte a los padres de familia: "¡Hombres de Yorkshire! [...] ¿deseáis sentiros orgullosos de vuestras hijas y no abochornados? Buscadles pues una ocupación que las aleje del coqueteo, de las intrigas y los chismorreos maliciosos. Si dejáis que los cerebros de vuestras hijas sigan estando constreñidos, encadenados, ellas seguirán siendo una plaga y un estorbo, a veces incluso una deshonra para vosotros; dadles cultura, dadles un campo de acción y trabajo, y serán vuestras más alegres compañeras en la salud, vuestras más cariñosas enfermeras en la enfermedad y vuestro más fiel apoyo en la vejez". Y tantas de las frases que pronuncia la indómita Shirley: "Antes de casarme estoy resuelta a respetar, admirar y amar".  
" - ¿Es usted una señorita bien educada?
  - Soy mil veces mejor: soy una mujer honesta, y como tal seré tratada."



Creo que poco más puedo añadir para convenceros de que leáis 'Shirley', sin mayor dilación. Tendréis entre manos una de esas novelas hechas de momentos de silencio, de reposo, de acción; de escenas de la vida cotidiana que invitan a la lectura pausada. Esa tan temida en estos tiempos que corren de la inmediatez. Mientras la leía, llegaban a mi memoria ecos de 'Middlemarch' de George Eliot y de 'Esposas e hijas' de Elizabeth Gaskell. Si las habéis leído y disfrutado, aún tenéis más motivos para haceros con un ejemplar de Shirley. En el caso contrario, apuntad los tres títulos como indispensables recomendaciones para este 2018.

Con este coup de coeur doy por inaugurada la nueva (y espero prolífica) temporada de este rinconcito. 
¡Muy felices lecturas y muy feliz año nuevo a todos!



'Agnes Grey' de Anne Brontë

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'Agnes Grey' y el crumble de manzana que nos
comimos este fin de semana.
"En todas las historias verdaderas hay enseñanzas, aunque puede que en algunas nos cueste encontrar el tesoro...".

Así empieza 'Agnes Grey' mi primera lectura de 2018. Esta era la última novela de las hermanas Brontë que tenía por leer y ha resultado ser el broche de oro perfecto. Un libro emotivo, sencillo y valiente que he cerrado con una sonrisa en los labios y un puntito de tristeza.

Agnes Grey, hija de un clérigo del norte de Inglaterra, es una joven afable y bien educada que ha crecido junto a sus padres y hermana en un pequeño presbiterio aislado entre páramos salvajes. Un buen día, acuciada por las  dificultades económicas que atraviesa su familia, decide buscar un puesto como institutriz en una familia local que necesite de sus servicios. Pero una vez en su puesto de trabajo, todas las expectativas de realizarse y las ilusiones de Agnes se vienen abajo una a una. A la crueldad y la mala educación de sus alumnos, se une la indiferencia y los desplantes de sus patronos; el mutismo del resto de empleados de la casa y la más absoluta soledad. 

Perseverancia, fe y coraje serán las armas de Agnes para salir adelante. Y es que, en medio de la mayor tristeza, siempre queda un hueco para la esperanza...



Creo que no tendré el respaldo general al preferir 'Agnes Grey' a la 'Inquilina de Wildfell Hall', pero no puedo más que afirmar que he adorado cada una de las páginas de 'Agnes Grey' (exceptuando quizá un final demasiado precipitado). Desde las primeras escenas en las que Agnes se aleja de su querido presbiterio, cargada de sus pocos enseres y sus más numerosas ilusiones, he empatizado con ella y sobretodo con su sincero y desgarrador testimonio. 

"¡Qué delicioso ser institutriz! Salir al mundo; emprender una nueva vida; actuar por mi misma; ejercitar mis facultades aún sin utilizar; poner a prueba mis fuerzas desconocidas; ganar mi propia manutención y algo que consolara y ayudara a mi padre, mi madre y mi hermana...".

Que tristeza ser testigo del derrumbe de las expectativas de Agnes cuando esta se enfrenta por fin a su primer empleo como institutriz. Unas vivencias de dolorosa lectura que, pese a prestarse a ello, no caen en ningún momento en el melodrama ni en la exageración. Con un estilo simple, directo e impecable, Anne Brontë expone, a través de la experiencia de su heroína, la realidad (y nada más que la realidad) del trabajo que desempeñaban las institutrices de su época. 

Empleadas, pero no criadas como tal; acompañantes sempiternas de la familia, pero un ningún caso miembro de ella, las institutrices lidiaban con una soledad casi completa a excepción de la compañía de los niños que tenían a su cuidado. Vistas con recelo por sus patronos, si el comportamiento de sus hijos no era ejemplar; las institutrices no solo debían lidiar con los desplantes de la esfera familiar si no también con la imagen de conmiseración e indiferencia que proyectaban en los demás. La imagen de una mujer soltera y solitaria que debía ocuparse de la educación de los hijos de los demás para sobrevivir. 

'The Governess' de Richard Redgrave. Una pintura que muestra a la perfección
la soledad y el desamparo de la vida de la institutriz.

Agnes atravesará todas estas situaciones en sus dos trabajos como institutriz. En primer lugar en el hogar de los horribles Bloomfield, y después en Horton House residencia de la familia Murray. Sufrimos con ella en muchos momentos, pero también nos alegramos cuando su paciencia, su perseverancia y su bondad terminan obteniendo recompensa. En las páginas de'Agnes Grey' somos testigos de unos de los romances más tiernos que he tenido la posibilidad de leer. En mi memoria quedan ya las preciosas escenas de unas prímulas obsequiadas durante un paseo, un paraguas ofrecido en el momento perfecto y la de una pareja paseando por la playa.

Quizá por eso cerré la novela con una mezcla de alegría y tristeza. Alegría por el final feliz de Agnes y tristeza porque los paralelismos de su vida con Anne (criadas ambas entre los páramos del norte de Inglaterra. Hijas de clérigo y las más jóvenes de sus hermanos. Despedidas de su primer puesto de trabajo y fascinadas por el mar...), no terminaron de la misma forma en una playa de Scarborough. Se que soy una sentimental, pero os prometo que casi lloré mientras leía el capítulo en el que Agnes describe el efecto del mar en su espíritu, en el que alaba la fuerza y la belleza de la marea y las pisadas nuevas en la arena. En esos momentos sentí que era Anne directamente la que me hablaba al oído...

Poco más puedo añadir. 'Agnes Grey' es una novela preciosa sobre la superación de las dificultades y la voluntad de ser fiel a uno mismo. Creo que puede ser una excelente puerta de entrada a la obra de las hermanas Brontë y, por supuesto, el recordatorio de que Anne no tenía nada que envidiar a sus hermanas. Escribió como vivió, con una entereza y una sinceridad dignas de admirar. 

Muy felices lecturas a todos. 

Receta de crumble de manzana y canela (sencillísimo y riquísimo):
- 4 manzanas reineta
- 150g de azúcar moreno
- 150g de harina
- 90g de mantequilla
- 1 sobrecito de azúcar vainillado
- canela (a voluntad)

Pela, quita las pepitas y corta a dados las manzanas. Coloca los trocitos en una bandeja para horno (de las que se usan para gratinar) y espolvorea con el azúcar vainilla y la canela. 
En un bol mezcla la harina, la mantequilla derretida y el azúcar moreno. Mezcla con los dedos hasta obtener una pasta arenosa. Cubre las manzanas con esta masa de crumble y hornea durante 35 min a 200º. Vigila que no se dore demasiado, si no puede quedar demasiado crujiente. Sirve caliente con una bola de helado de vainilla y ¡buen provecho! 

Dos años en Lyon

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Cómo pasa el tiempo. Frase manida, lo sé, pero no por ello menos cierta. 
Tal día como hoy, hace dos años, Jean y yo dejábamos París para instalarnos en Lyon, y aunque echemos de menos muchísimas cosas de allí, estamos muy a gusto en nuestra nueva ciudad.
Todos salimos ganando con la mudanza. Todos, menos el rinconcito. En estos últimos dos años he escrito muy poco por aquí (por no decir nada), y he terminado refugiándome en la inmediatez de Instagram.
Si, es cierto que disfruto mucho con esta red social, pero pese a todas sus virtudes, no puedo compararla con el blog. Con la satisfacción que sentía al publicar entradas. Textos redactados con tiempo, con esmero, con cariño.

No sé con que frecuencia volveré a escribir por aquí; solo sé que me apetece y que me hace feliz estar de vuelta.

Por cuestiones de derechos y de normativas europeas (no estoy yo muy puesta en estas cosas) desactivé los comentarios del blog hace unos meses. Me temo que voy a dejarlo como está, no vaya a verme entre rejas con la Navidad a la vuelta de la esquina...aunque, ¿sabéis qué? ¡A lo loco! Escribid lo que queráis y si acaba mal la cosa, mandadme turrón.  

Un fuerte abrazo a todos y muy feliz fin de semana.




Mi primera década del Century of Books: Thomas Mann, Elizabeth Von Arnim, Jack London
Edith Wharton, Upton Sinclair, Frances Hodgson Burnett y E.M Forster. 

Un pequeño apunte para comentaros mi lectura actual. ¿Os acordáis de mi Century of Books? ¿Ese pobre proyecto, que quedó tan abandonado como el rinconcito?
Bien; pues el otro día, echando un vistazo a los libros que tenía anotados y me faltaban por leer, me di cuenta de que aún tenía títulos pendientes de la primera década del siglo. Una década que me había proporcionado lecturas tan buenas como 'Martin Eden' de Jack London, 'La casa de la alegría' de Edith Wharton o 'Una habitación con vistas' de E.M Forster.
Uno de esos títulos pendientes era 'Los Buddenbrook' de Thomas Mann. Una saga familiar, de esas que tanto me gustan, que estaba cogiendo polvo en mis estanterías desde tiempo inmemorial.
Ayer mismo decidí empezarla y, de momento, puedo deciros que la estoy disfrutando mucho.

Seguiré informando de los avances.

Regreso a Aix-en-Provence.

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El fin de semana pasado, después de cinco años de ausencia, volví a visitar Aix-en-provence

Con la excusa de un cumpleaños en Marsella, decidimos hacer un alto en esta pequeña ciudad que forma parte de mi misma.
En Aix estudié gran parte de la carrera, conocí a los que aún hoy son mis mejores amigos y maduré hasta convertirme en la chica que escribe estas líneas.
Creo que cualquier lugar en el que se hayan vivido estas experiencias, se convierte en un sitio mágico, único a nuestros ojos; pero si a ello le sumamos la belleza de la pequeña capital de la Provenza...no hay palabras para describir la nostalgia que me envuelve cuando pienso en ella.

Place d'Albertas

Aix es una ciudad coqueta y elegante, pese al aspecto decadente que muestran las fachadas de algunos de sus edificios. Dicen los carteles que la publicitan, que Aix es ciudad de artes y de agua, y están en lo cierto (su propio nombre lo indica). No hay calle en Aix que no invoque al arte, que no inspire el ojo del artista; y sobre todo no hay calle en Aix que esté en completamente silenciosa, incluso a altas horas de la madrugada. Casi todas sus calles están colmadas del murmullo incesante de una fuente cercana. Las hay esculturales o sencillas, escondidas o ilustres, de agua fría o templada.


Mis preferidas: Fontaine des Quatre Dauphins y Fontaine des Trois Ormeaux.

Ahora, en estos días de noviembre, el sonido de lluvia se suma al de las fuentes dando un irresistible toque otoñal a las calles empedradas. En el suelo y en las copas de los árboles, se arremolinan las últimas hojas y, mientras camino sobre ellas, contemplándolo todo bajo mi paraguas, no puedo evitar mostrar una sonrisa en los labios y un punto de tristeza en la mirada. Qué se le va a hacer. Ciertos lugares ocupan parte importante de nuestro corazón. Guardan en cada una de sus calles, plazas y esquinas, tantos recuerdos y tantas vivencias, que es imposible no sentir al volver a ellos, una mezcla de alegría y congoja.
Nostalgia por los tiempos que fueron, por aquello que fuimos y por todo lo que aún permanece en nuestro corazón y en nuestra memoria. 


Viejas costumbres. Merendar en la Maison Weibel y pasear por
las calles de Aix hasta llegar al Cours Mirabeau.

Si un día tenéis la oportunidad de venir, intentad hacerlo en plena primavera, antes de que lleguen los sofocantes días del verano. El olor a lavanda, a hierbas de Provenza y a jabón os guiará hasta uno de los muchos mercados tradicionales. El de la Place Richelme, el del Hôtel de Ville y el de la Place des Prêcheurs son mis preferidos.

Comed una porción de pizza o una focaccia en el Pizza Capri de la Rue Fabrot y probad un crêpe de Crêpes a Go Go, bajo la Place de La Rotonde. En la mano, sentados en un banco del cours Mirabeau, como si fueseis estudiantes que penan por llegar a fin de mes. Cuántas veces lo he hecho yo con mis compañeras, mientras cargaba con un ramo de girasoles o margaritas comprados en el mercado. Un auto regalo semanal, que me valió el sobrenombre de la fille aux fleurs en la residencia universitaria.

Cuando estéis en Aix honrad a sus dos chicos ilustres. Uno, pintor visionario, acabaría revolucionando la historia de la pintura; el otro haría otro tanto con la literatura. El tiempo terminó por separarles, pero ambos fueron inseparables durante los días de primera juventud, entre el Collège Bourbon y las colinas del Pays d'Aix. Esa es la imagen que me gusta conservar de Paul Cézanne y Emile Zola. Dos maestros que aprendí a amar en Aix. 
Hoy una elegante brasserie del Cours Mirabeau lleva el nombre de Les deux Garçons en su honor. Es algo cara, pero bien merece la visita.


Rue des Bouquinistes Obscurs, la librería donde empezó mi relación con los libros
de ocasión y la Librairie Anglaise de Aix, donde me refugiaba con mi inseparable
amiga Stephanie.

Mientras paseaba por Aix, imaginaba el retrato que Zola hizo de ella en La fortuna de los Rougon (primer volumen de su serie Les Rougon-Macquart). Ahí estaban el Cours Mirabeau, principal arteria de la ciudad, en la que todo Aix se congregaba para ver y ser visto. El aristocrático Quartier Mazarin, situado al sur de la avenida. Y al norte, el barrio medieval con sus calles abigarradas y estrechas. 
Hoy, pocas cosas han cambiado y la ciudad sigue repartida entre estos tres mundos. 
Si podéis, leed La fortuna de los Rougon antes o durante vuestro viaje a Aix. Podéis comprar un ejemplar en una de las librerías de la ciudad, con la Librairie Goulard y Rue des Bouquinistes Obscurs a la cabeza (ambas fueron mi segundo hogar durante mis años en Aix). 

Comed calissons y rebanadas de pan con tapenade. Chocolate de Puyricard o pralinés de la Maison Weibel. Sentid la explosión de sabores de esta tierra provenzal, que tanto aúna de Francia y de Italia, en olores, en arte y en la forma de ver la vida.
Si vais hasta allí, disfrutad al máximo de la visita y, por favor, mandadle a la ciudad (por lo bajito) un saludo de parte mía.

Muy feliz semana a todos.

Primeras lecturas del año

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Estos fueron mis regalos librescos de Reyes y de cumpleaños. 

Ya estamos acabando enero, pero ¿todavía puedo desearos un muy feliz 2020?
Hace mucho tiempo que no escribo por aquí, y ni siquiera sé con que regularidad podré pasarme, pero me apetecía tanto volver al rinconcito que me he dicho: ¿por qué no volver ahora que acaba de empezar el año?

Dicho y hecho. 
¡Bienvenidos a esta nueva etapa de 'A Book a Day'!

Los que me seguís la pista por Instagram sabréis que, a finales de diciembre, decidí apuntarme a un reto de lectura (como en los viejos tiempos). El reto en cuestión se llama '20 for 2020' y, como su nombre indica, propone leer veinte categorías de libros a lo largo de 2020. A saber:

· Una obra de Shakespeare
· Una novela clásica de detectives
· Un clásico infantil
· Una novela contemporánea
· Una novela de ficción histórica
· Una obra de teatro clásico 
· Una colección de relatos
· Una biografía o memoria
· Una obra religiosa
· Un libro que hable de libros
· Un libro extranjero (pero no occidental)
· Una lectura 'culposa'
· Un libro intimidatorio
· Una sátira
· Un libro de ensayos
· Una obra de un 'autor menor'
· Un clásico escrito por una mujer
· Un volumen de poesia
· Un libro que esté fuera de tu zona de confort
· Releer un libro que leíste en el instituto

A día de hoy acabo de completar la categoría 'biografía o memoria' gracias a Isabel Burdiel y a su monumental biografía de Emilia Pardo Bazán. Os dejo a continuación el pequeño comentario que dediqué a esta lectura en Instagram.

Una joya
«Y en lo que no me equivoco, es en creer que gozo, que me distraigo, y que vivo cuando cojo la pluma». 
Emilia Pardo Bazán en una carta a Francisco Giner de los Ríos


De forma rigurosa y exhaustiva Burdiel va desgranando la vida y la obra de doña Emilia, prestando especial atención al contexto histórico en el que fue evolucionando como escritora. 

Fue el s.XIX español un siglo tumultuoso, de fuertes contrastes, y nadie como doña Emilia encarna las contradicciones que le fueron propias. 
Todo tiene cabida en este minucioso estudio de más de seiscientas páginas. Siguiendo la tradicional estructura cronológica, conocemos la niñez de Emilia en Galicia. La niñez de una heredera de familia hidalga, que muy pronto desarrolló un desaforado interés por el estudio y la lectura. Somos testigos de sus años de juventud, de formación, y de sus primeros escritos; testigos de su (fallido) matrimonio, de sus variados compromisos sociales (propios de una dama de su condición), y de la llegada de los primeros hijos...etapas de la vida de una mujer, que Emilia Pardo Bazán compaginó, o al menos intentó compaginar, con la que fue la pasión de su vida: la escritura. 

Contradictoria, excéntrica, problemática...Pardo Bazán no calló ante nada ni nadie. Así queda reflejado en su correspondencia privada, en sus asiduas colaboraciones en prensa, donde habló de política, de sociedad, de literatura...y, como no, en sus obras de ficción, donde se atrevió a introducir los 'escandalosos y pútridos' dictados naturalistas, descubiertos al otro lado de los Pirineos.
Fue doña Emilia carlista en su juventud, feminista declarada, ferviente católica...es difícil delinear y entender el carácter de una mujer de fuertes convicciones que no se amedrentó ante nada. Una cosa es segura, alabada y vilipendiada a partes iguales, Pardo Bazán encontró en la escritura el espacio de libertad, que como mujer, le fue negado en la vida pública. 

Como os decía al principio de este pequeño comentario, ha sido un auténtico placer descubrir la vida de una escritora excepcional; de una mujer que no desfalleció a lo largo de su carrera: curiosa, despierta, siempre dispuesta a mejorar lo ya creado. 

¡Espléndida doña Emilia y espléndida biografía!


Otras de las lecturas con las que he empezado el año han sido: 'Querida señora Bird' de A. J. Pearce, novela ambientada en la IIGM que no me gustó demasiado; 'El legado' de Sybille Bedford, una muy buena lectura, pero algo más extraña de lo que imaginaba; y, por último, 'Jubilee' de Margaret Walker; una novela, ambientada en una plantación del sur de los Estados Unidos en los albores de la guerra de Secesión, que disfruté muchísimo. 
En unos días os hablo de ella con más detalle.


Bueno, creo que ya está bien por hoy.
Espero que hayáis empezado el año con muy buen pie y, como siempre, que estéis disfrutando de estupendas lecturas. 💕
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